Al menos 15 civiles perdieron la vida en un atentado terrorista suicida perpetrado la noche del domingo en el Hotel Afrik en Mogadiscio, donde se celebraba una conferencia política de la oposición, según informaron hoy a EFE fuentes médicas.
De acuerdo con el doctor Mohamed Abshir del hospital Madina, quince cuerpos sin vida han sido trasladados a la morgue, pese a que el Gobierno somalí insiste en que solo fallecieron 5 personas.
Según fuentes policiales, en total 18 personas resultaron heridas, algunas de las cuales fallecieron poco después en el hospital.
El suceso comenzó sobre las 17:00 hora local (14:00 GMT) después de que un atacante suicida se hiciera estallar en un coche bomba próximo al hotel y a un puesto de control, y otros cuatro irrumpieran armados en las instalaciones.
Tras más de cinco horas de enfrentamientos, con disparos y el lanzamiento de granadas contra las fuerzas de seguridad, los otros cuatro atacantes también se hicieron explotar, en un acto reivindicado ya por la organización yihadista somalí Al Shabab, ligada a Al Qaeda.
El político opositor Farhan Nur, uno de los supervivientes rescatados, declaró a EFE que “el enemigo planeó el ataque para eliminarnos”.
En el momento del ataque, el establecimiento, ubicado en la transitada carretera que conduce al aeropuerto internacional de Mogadiscio, se encontraba en plena celebración de un conferencia política donde candidatos de la oposición debían discutir sobre las próximas elecciones generales que deberían celebrarse este 8 de febrero.
Según fuentes policiales, la mayoría de los ocupantes del hotel fueron rescatados, entre ellos algunos altos cargos de las fuerzas de seguridad somalís. “Los guardias de seguridad del hotel ayudaron a rescatar más personas”, aseguró a Efe el agente de policía Ali Ahmed Tubey, que participó en la operación.
Mogadiscio sufre a menudo ataques de Al Shabab, que todavía hoy controla las áreas rurales del centro y sur de Somalia, país en el que busca instaurar un Estado islámico de corte wahabí (ultraconservador).
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra. EFE