El viernes 5 de marzo en la noche, como para que no se notara, el BCV anunció que pondría en circulación tres nuevos billetes, cuyo valor nominal sumados los tres no alcanza para comprar un dólar. Para que tengamos idea de lo que estamos hablando, el billete de Bs 1.000.000, al agregarle los ocho ceros de las dos reconversiones monetarias, el millón de bolívares se transforma en Bs 100.000.000.000.000, es decir cien billones de bolívares. Antes que nada vale la pena clarificar que esta mayor denominación de los billetes no causará más devaluación ni más inflación. Simplemente ello refleja más bien la devaluación y la hiperinflación a las cuales ha estado expuesto el bolívar. Es realmente inexplicable que se hayan emitido billetes de tan baja denominación, lo que pudiese indicar que los mismos estaban impresos hace al menos un año y no los habían querido poner en circulación. Lo cierto es que dos de esos billetes costaron más que el valor que ellos representan, con lo cual el BCV perdió dinero imprimiendo esas piezas monetarias.
Con las tasas de inflación de enero y febrero de 2021, superiores a 50% mensual, al cabo de tres meses, de persistir esos niveles de alzas de precios, el valor de esos billetes se habrá pulverizado irremediablemente. Esto sugiere que puede ser muy probable que se tenga que hacer otra reconversión monetaria para simplificar y sincerar el cono monetario y así hacerlo más funcional. Sin embargo, la solución de fondo no es esa, sino más bien aplicar un amplio programa de reformas económicas que detenga en seco la hiperinflación, ponga a crecer la economía, acompañado de un agresivo programa social de ayuda a los sectores pobres, actualmente arruinados por la hiperinflación.
Por parte del régimen de Maduro es muy difícil esperar una acción económica integral para reordenar la economía. Lo que han hecho mediante el aumento del encaje a 100% y permitir una dolarización caótica de la economía, lejos de aliviar y mejorar la situación, la ha complicado. Venezuela quiere y merece otra cosa. Hay un consenso entre los economistas que han estudiado la economía venezolana según la cual el financiamiento en divisas es fundamental para diseñar y aplicar un programa económico creíble y coherente. El financiamiento externo permitiría dotar a la economía de liquidez internacional y evitar que el BCV continúe cubriendo el déficit fiscal y destruyendo la economía.