El Borussia Dortmund se clasificó este martes a los cuartos de final de la Champions League, al empatar 2-2 con el Sevilla, en la vuelta de octavos de la máxima competición continental de clubes y este resultado tiene una sola explicación: Erling Haaland.
El artillero nórdico ya no es el futuro, sino que es el presente. Su equipo no jugó bien e incluso sufrió ante el cuadro español, pero sus corridas, disparos y mentalidad le permitieron a los alemanes celebrar la obtención del boleto a la siguiente llave, en la que también está el Porto, que eliminó a la Juventus.
A sus 20 años, Haaland es el máximo goleador de la actual edición de la Champions con 10 goles y el que más rápido ha logrado llegar a 20 gritos en la misma en solo 14 partidos. Para tomar dimensión, Cristiano Ronaldo necesitó 56 encuentros para alcanzar esa cifra, Lionel Messi 40 y Robert Lewandowski 36. El noruego superó así la marca de Harry Kane, que había llegado a los 20 tantos tras 24 partidos, pero también superó la marca de Kylian Mbappé y sus 19 tantos antes de cumplir los 21 años.
Como si esto fuera poco, llegó a las 100 conquistas como profesional con tan solo 146 presentaciones en su carrera. Nuevamente, en comparación con los grandes artilleros de los últimos años, él vuelve a ganar: Cristiano 301 partidos, Zlatan Ibrahimovic 270, Lewandowski 216, Messi 210 y Mbappé 175.
Sus actuaciones lo han puesto en la mira de los principales equipos de Europa como la Juventus y el Real Madrid, entre otros, aunque quien lo desee deberá abonar USD 130 millones, cifra imposible en la actualidad si se tiene en cuenta que los clubes están atravesando una situación económica delicada por la pandemia del coronavirus.
En el encuentro de este miércoles, Haaland marcó su segundo gol penal y con él se convirtió también en el noruego con más gritos en la Champions League, superando a Ole Gunnar Solskjaer, actual entrenador del Manchester United. Ese remate fue el segundo desde los doce pasos ya que el primero se lo había tapado Bono, pero el VAR detectó un adelantamiento que obligó a repetir la ejecución. Tras ese disparo, le festejó en la cara al arquero y ante las cámaras de televisión explicó por qué tuvo esa reacción que le costó una tarjeta amarilla: “Fallé y él se burló. Entonces lo volví a tirar, lo marqué y ya no se burló”, y agregó: “Cuando me gritó en la cara en el primer penalti pensé: ‘Más me vale marcar otro gol’. Y eso fue lo que pasó”.
El Dortmund terminó sufriendo en su área y en el descuento, porque no pudo aguantar el 2 a 0 y el marcador final fue empate, aunque por el triunfo 3 a 2 que había conseguido en Sevilla obtuvo el pasaje a cuartos de final. Habrá que ver ahora hasta dónde podrá llevar el noruego al conjunto germano.