Lo que más preocupa a los hombres cuando piensan en el sexo no es lo que ellas creen

Lo que más preocupa a los hombres cuando piensan en el sexo no es lo que ellas creen

Los ecos del confinamiento siguen resonando casi un año después de que se decretase el primer estado de alarma en España. Los meses de encierro y las noticias en torno a las sucesivas olas de la pandemia han hecho mella psicológica tanto a nivel individual como colectivo. De hecho, tanto los psicólogos como los sexólogos experimentan desde hace meses un aumento de pacientes que resulta llamativo en el caso de las consultas sobre sexualidad masculina. «Es probable que un año tan estresante como el que hemos vivido haya dado lugar a la aparición de patologías sexuales derivadas del estrés, aunque también este aumento de consultas puede ser consecuencia de la excepcional convivencia diaria que vivieron muchas parejas. Tal vez en ese tiempo salieron a la luz cuestiones a las que antes no se daba importancia o que habían quedado enmascaradas por el día a día y sea ahora cuando se han decidido a pedir ayuda», argumenta el Dr. Eduard García Cruz, urólogo y experto en sexualidad.

Por abc.es





Las principales patologías que afectan a la sexualidad masculina son, según revela el Dr. García Cruz, la disfunción eréctil, que afecta aproximadamente al 10% de los hombres de menos de 50 años y al 50% de los hombres a partir de los 50 años; y la eyaculación precoz, que afecta a uno de cada 10 hombres.

Problemas con la erección

En el caso de la disfunción eréctil el urólogo afirma que lo habitual es que los problemas de erección en los menores de 50 años tengan un origen psicológico (estrés, ansiedad, problemas con la pareja…) mientras que a partir de esa edad comienzan a darse con una mayor frecuencia las causas orgánicas. En este sentido el experto hace referencia a la influencia o a los efectos de lo que él denomina los 7 ‘killers’ de la erección: hipertensión, diabetes, colesterol, tabaquismo, obesidad, sedentarismo y problemas de próstata.

A la hora de acudir a la consulta pueden llegar a darse casos extremos. Así, mientras que algunos piden ayuda tras haber sufrido esta patología durante varios años sin haberle dado apenas importancia, otros se preocupan tras haber pasado un día malo o haber vivido un par de intentos frustrados. Por eso el Dr. García Cruz invita a medir la preocupación ajustándola a la autobservación y a unos plazos razonables: «Para definir que existe disfunción eréctil esta problemática tendría que darse durante un periodo aproximado de seis meses. Sin embargo es cierto que a la hora de pedir ayuda médica lo que prima es el sentido común. Si es algo que se sale fuera de lo normal, si la persona ve que con el tiempo empeora o si no sabe salir de ahí, lo razonable es consultar. Y si al cabo de tres meses lo ha intentado por su cuenta y no ha obtenido resultados, es aconsejable acudir a un profesional», explica.

Además del estrés y/o la ansiedad, que lideran la lista de las causas psicológicas de la disfunción eréctil, también pueden afectar los problemas de pareja que, en algunos casos, según explica el Dr. García Cruz, son en parte una consecuencia del ‘falocentrismo’, el ‘coitocentrismo’ y el ‘orgasmocentrismo’ imperante en el ámbito masculino. «Mientras que en el caso de ellas la intimidad es un objetivo y algo positivo en sí mismo, lo habitual es que ellos entiendan que sea algo que ocurre antes de tener relaciones sexuales. Por eso, si se juzgan a sí mismos y les genera ansiedad la posibilidad del fallo en la ejecución, dejan de propiciar esos encuentros o momentos de intimidad. Y eso lleva a que algunas mujeres que acuden a la consulta junto a sus parejas con disfunción eréctil se muestren en realidad frustradas por no tener intimidad y no por no tener sexo con penetración («cuando le toco se pone rígido» o «en cuanto me acerco a besarle, la situación se tensa»). De hecho, a la mayoría de ellas les cuesta entender por qué ellos asignan mucho más valor que ellas a todo lo relacionado con el pene», revela.

Las terapias sexuales pueden contribuir a mejorar en la situación en los casos en los que la disfunción eréctil tiene un origen psicológico, pero si las causas son orgánicas lo habitual es que los profesionales utilicen distintos tratamientos como la suplementación de hormonas (testosterona), las ondas de choque para regenerar vasos sanguíneos (si existen indicios de que no funcionan bien), el uso de fármacos para propiciar la erección o, cuando han fallado el resto de los tratamientos, la cirugía protésica.

Tipos de eyaculación precoz
Aunque los casos de disfunción eréctil son más frecuentes, también preocupa la eyaculación precoz, que afecta a entre el 5 y el 10% de los hombres. Esta puede ser de tipo primario, que es más frecuente entre la gente joven y que puede resolverse sin demasiada dificultad; o de tipo secundario, que se produce con mayor frecuencia a partir de los 40 años y que puede coincidir con cuestiones con un cambio de pareja, estrés en el trabajo, problemas de próstata o incluso infecciones de orina.

Algunos de los tratamientos que funcionan en la eyaculación de tipo secundario son el entrenamiento del suelo pélvico, la terapia sexual, el control de la ansiedad, los medicamentos que ayudan a reducir la sensibilidad en la zona genital o el uso de la tecnología que permiten entrenar el ‘start-stop’ de la terapia sexual a través, por ejemplo de aplicaciones del móvil como MyHixel, que permite estandarizar, entrenar y gamificar esta terapia cognitivo conductual para el control de la eyaculación pues, en función de los progresos de la persona la tecnología va adaptando la dificultad. «Lo que hacen estos sistemas es, en lugar de entrenar los músculos, ayudan a entrenar el cerebro para entender las señales del cuerpo y aprender a gestionarlas», aclara el Dr. García Cruz.