El viernes 9 de abril fallecía el duque de Edimburgo en Windsor tal y como informaba la Casa Real mediante un comunicado. Este castillo situado al oeste de Inglaterra y con cinco hectáreas de extensión es el lugar en el que el marido de Isabel II ha pasado los últimos días. Tras estar un mes ingresado en los hospitales King Edward VII y St Bartholomew, donde se sometió a una cirugía cardiaca, fue dado de alta el 16 de marzo y trasladado a esta residencia real. Según recoge The Telegraph, “pasó la mayor parte de las cuatro semanas que estuvo en el hospital tratando de volver a casa” puesto que su deseo era morir allí, una voluntad que finalmente se ha cumplido. De hecho, indican que cuando la noche del jueves empeoró, la soberana no quiso que lo trasladaran a un centro sanitario, consciente de que su marido había dicho que no iría nuevamente al hospital.
Por Hola México
Que la vida de Felipe de Edimburgo se haya apagado en esta fortaleza es un hecho muy significativo. No en vano, fue el lugar en el que nació su madre, la princesa Alicia de Grecia y Dinamarca. El padre del heredero al trono británico ha permanecido acompañado de su esposa hasta el último momento. De hecho, tal y como indica la prensa británica, la Reina estaba junto a la cama de su marido cuando este falleció. En los días anteriores se cambiaron las horas de las comidas para que pudiera cenar con ella cuando se encontrara bien y algunas veces salió de su habitación, con vistas a East Terrace y adornada con fotos familiares, para sentarse al sol en los jardines de este castillo que está vinculado a la realeza británica desde hace más de 1000 años.
En las últimas semanas el Duque leyó, escribió cartas y pudo recibir también la visita de sus hijos (la princesa Ana y los príncipes Carlos, Eduardo y Andrés) puesto que los cuatro, al igual que él, habían recibido ya la vacuna contra el coronavirus. Hacía tiempo que no podía estar con ellos porque desde la primera ola del coronavirus extremaron precauciones al formar parte del grupo de riesgo por su edad (él iba a cumplir 100 años en junio y ella hará 95 este mes de abril). Además, habló con el resto de sus seres queridos por teléfono porque, según The Mirror, no le gustaban las videollamadas aunque meses atrás sí las hizo para sentir cerca al príncipe Harry, que se encuentra en California, y ver los avances del pequeño Archie. Era el propio duque de Sussex quien contaba recientemente a James Corden que su abuelo, cuando terminaban una charla por Zoom, “en lugar de presionar el botón para salir de la llamada, simplemente cierra la pantalla”.
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