Disturbios y protestas aisladas se volvieron a registrar en la madrugada de este viernes en Santiago de Chile, por tercera noche consecutiva, como respuesta al intento del Gobierno de frenar el tercer retiro de los fondos de pensiones, un proyecto que está muy cerca de ser aprobado en el Parlamento.
Las protestas comenzaron en la tarde con cacerolazos desde los balcones de diversos barrios capitalinos y entrada la noche se produjeron enfrentamientos aislados entre la Policía y grupos de manifestantes.
También se registraron barricadas, la quema de varios buses, el ataque a dos comisarías y la jornada se saldó con seis detenidos, informaron fuentes policiales.
Se trata de la tercera noche de protestas después de que el martes el Gobierno chileno informara sobre su intento de frenar el tercer retiro de un 10 % los fondos pensiones, una medida planteada para dar liquidez a las familias afectadas por la crisis económica derivada de la pandemia, que encuentra apoyo transversal en la ciudadanía y que avanza en el Parlamento.
El Ejecutivo recurrió al Tribunal Constitucional porque considera que el proyecto, presentado por la oposición, “atenta contra la calidad de vida de los chilenos”, que verían mermadas sus pensiones futuras.
El proyecto enfrenta ahora un futuro incierto, pero de aprobarse, permitiría a los chilenos retiraran el 10 % de los fondos de su cuenta individual de ahorros, que gestionan las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), empresas privadas que obtienen beneficios millonarios tras invertir los ahorros en los mercados.
Pese a ser uno de los países con más población vacunada del mundo, Chile atraviesa el peor momento de la pandemia con una segunda ola que obligó a imponer cuarentenas masivas y que está suponiendo el final de miles de negocios que habían logrado salvarse del encierro de 2020, año en el que el PIB nacional sufrió una caída del 5,8 %.
Mientras que para los defensores de este proyecto, un nuevo retiro supone una oportunidad de obtener liquidez para las familias, los detractores de la norma señalan que es una forma de hipotecar el futuro de los contribuyentes y, además, que cerca de 4,9 millones de afiliados ya no dispondrían de fondos.
Este retiro de fondos se sumaría a los aprobados en julio y diciembre del año pasado. En la primera ocasión, más del 95 % de los 11 millones de afiliados al sistema se vieron beneficiados, lo que supuso un desembolso de 20.500 millones de dólares para las administradoras, según la Superintendencia de Pensiones.
Replicado en los 90 en buena parte de Latinoamérica y pionero en la capitalización individual, el sistema de pensiones chileno está fuertemente cuestionado hoy en día por las pírricas jubilaciones que otorga y cada vez son más las voces que piden transitar hacia un modelo más solidario.
EFE