¿Cuánto le cuesta a Venezuela la alianza establecida por Nicolás Maduro con Rusia, China, Irán, Cuba y Turquía? Además del daño a la imagen del país y la condena de la comunidad democrática internacional, el apoyo de los gobiernos autoritarios también fomenta la corrupción y la opacidad.
“La ineficacia y la creciente ilegitimidad interior y exterior del régimen venezolano han limitado su capacidad de maniobra exterior, y sumarse a las estrategias de otros países en el desafío a la institucionalidad internacional tiene sus costos y consecuencias”, advierte la internacionalista Elsa Cardozo en un ensayo publicado en la revista Democratización (https://redformaweb.com/articulos-undecima-edicion/), editada por el Instituto de Estudios Políticos FORMA (https://redformaweb.com/).
Cardozo señala: “A la disposición a votar y apoyar todas las posiciones y propuestas de esos países se suman los términos de acuerdos comerciales y financieros suscritos con ellos. Cláusulas y acuerdos secretos, garantías y condicionalidades extremas, opacidad y corrupción en la ejecución de convenios son algunas de las características de los tratos bilaterales con aliados autocráticos, particularmente con China y Rusia, aunque también, en sus propias escalas, con Cuba, Irán o Turquía, entre otros”.
La analista indica que la misma oscuridad rodea a la llamada Ley Antibloqueo, con la cual Maduro dice buscar inversiones internacionales, al tiempo que vulnera la Constitución de 1999 y pasa por encima de los mínimos principios de transparencia, utilizando como coartada las sanciones impuestas por su deriva autoritaria.
“Todo esto hace parte a Venezuela de relaciones en extremo desiguales que suman debilidades a las normas y procedimientos internacionales de transparencia, comercio e inversiones, mientras complican la solución de la crisis nacional en todas sus dimensiones”, sostiene la doctora en Ciencia Política.
En la mira
Aunque Maduro patalea, no se ha logrado zafar del control internacional. “Es notable que pese a las iniciativas del régimen venezolano por descalificar y obstaculizar el escrutinio en derechos humanos, no ha logrado detenerlo”, observa la antigua directora de la Escuela de Estudios Liberales de la Universidad Metropolitana.
“En el régimen venezolano ha prevalecido la descalificación y la ruptura de acuerdos y foros hemisféricos y regionales, también el aliento a los propiciados por él, aunque cada vez más limitados por la ineficacia y pérdida de legitimidad del propio régimen. En el sistema multilateral de Naciones Unidas ha cultivado en todas sus instancias –cada vez más, en medio de la reducción de sus apoyos regionales– la cercanía y los respaldos de regímenes afines”, manifiesta Cardozo.
La profesora expone que “desde 2014, la aceleración en la pérdida de democracia y Estado de Derecho en Venezuela no solo han ido acompañados por iniciativas para atrincherarse con las banderas de la soberanía ofendida y la seguridad nacional amenazada. Con la mengua de la legitimidad y efectividad del régimen y las de los foros y acuerdos regionales impulsados por el gobierno de Hugo Chávez, aumentó la necesidad de sumarse a las iniciativas de otros autoritarismos, bilateralmente y en foros multilaterales”.
Pesos pesados
Cardozo sostiene que en su lucha por conquistar la democracia en Venezuela, la oposición “requiere una agenda trazada nacionalmente, con asesoramiento y cooperación internacional”. “El reto democrático es cultivar apoyos y evitar que las prioridades enunciadas por regímenes autoritarios –socioeconómicas– obstaculicen la atención integral liberal”, acota.
“Moderar o manejar la incidencia de China, Rusia y otros actores autoritarios sobre la institucionalidad internacional y su disposición a desafiarla es un reto mayor para poderes como Estados Unidos y Europa. A los demócratas venezolanos corresponde estudiar en detalle su incidencia en Venezuela, identificar aquello que es necesario contrarrestar, lo que puede ser reorientado en beneficio de los intereses de la recuperación democrática y, especialmente, cultivar y ampliar los apoyos internacionales afines que hagan contrapeso democrático en espacios multilaterales”, finaliza la académica. /Nota de Prensa