Tras más de un año con la industria paralizada, la semana pasada los CDC (Centros para el Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés) dieron luz verde a partir de julio para la vuelta de los cruceros de pasajeros en los Estados Unidos, con la condición de que más de un 90 por ciento de los viajeros y de quienes trabajan en el barco estén vacunados contra el COVID-19 (98 por ciento de los trabajadores y 95 por ciento de los pasajeros).
Por Infobae
Pero si alguno de los barcos no logra cumplir con esa meta, los CDC están otorgándoles la posibilidad de que realicen viajes de prueba con voluntarios previamente.
Dichos viajes deben tener al menos un 10 por ciento de la capacidad del crucero ocupada con personas que voluntariamente se suban como pasajeros. Tienen que ser mayores de 18 años, no estar vacunados y estar dispuestos a realizarse pruebas del COVID 19 antes, durante y después del viaje. A su vez, deben declarar oficialmente que no pertenecen a uno de los grupos de mayor riesgo frente al coronavirus, y aceptar que los resultados de sus exámenes se compartan con las autoridades federales.
Las empresas deberán finalizar el viaje de prueba de inmediato si en algún punto se detecta que un 1,5 por ciento de los pasajeros han contraído el virus o un 1 por ciento de los trabajadores están infectados.
Más allá de que se trate de un viaje con personas vacunadas o uno de los viajes de prueba, en los cruceros se deberán acatar las recomendaciones de los CDC acerca del uso de máscaras y la distancia social. Para subir al barco, y al finalizar el viaje, todos los turistas deberán realizarse pruebas de COVID-19. Si están vacunados podrán tomar un prueba rápida, si no fueron inoculados tendrán que presentar resultados de un PCR.
Una vez que se reestablezca la actividad en los cruceros en Estados Unidos, que se prevee para mediados de julio, los barcos podrán hacer paradas en puertos del país y de otros países, cumpliendo con protocolos sanitarios. Esto contrasta con la norma establecida en otros países, como el Reino Unido, donde se permiten los cruceros pero son viajes a ningún sitio, ya que no pueden hacer paradas en ningún puerto.
De todas formas, uno de los grandes cambios impuestos a la industria por las autoridades en Estados Unidos es que ahora no se le permitirá a los pasajeros explorar los destinos por sus propios medios. Quien se suba a un crucero, sabrá de ante mano que podrá bajarse en los puertos y tomar allí una de las excursiones controladas por el crucero. De esta manera se intenta minimizar el riesgo de contagio al interactuar menos con locales y se controlará que en las excursiones se cumplan con los protocolos sanitarios.
Las empresas de cruceros pueden empezar con los viajes de prueba de inmediato, si así lo desean, y podrán volver a trabajar en julio. Dependerá de cada una de ellas cuán rápido pueden cumplir con los nuevos requisitos para ver cuándo estarán operando nuevamente.
Para estados como Florida es de vital importancia que se reestablezca esta industria. Miami es el principal puerto de cruceros del mundo, y esta industria es el principal empleador en la ciudad del sol.