Cuatro países de América, Guatemala, Honduras, Paraguay y Venezuela, tienen menos del 1 % de su población con el esquema completo de vacunación contra la covid-19, mientras que en Haití todavía no se ha administrado ningún inmunizante.
El contraste con Estados Unidos, que ya ha vacunado con al menos una dosis a 154 millones de personas, el 46 % de su población y 117 millones tienen el esquema completo (35 %) hace más lacerante la inequidad para llegar a la inmunidad de rebaño, que gira en torno al 70 % de vacunados totales.
Sobre todo, cuando imágenes de personas librándose de la mascarilla en las calles de EE.UU. han circulado por las redes sociales, en una semana donde todavía 1,2 millones de personas se han infectado y casi 34.000 han muerto en las Américas, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
CENTROAMÉRICA, CON EL REZAGO MÁS GRANDE
De los cuatro países con menos vacunados en el continente, dos, Guatemala y Honduras, se encuentran en Centroamérica. Solo 2.521 personas en Guatemala han recibido las dos dosis de la vacuna, un 0,01 %, y a 257.247 se les ha administrado al menos una, el 1,36 % de la población.
El retraso en la llegada de las vacunas una y otra vez explica en parte ese bajo porcentaje.
Un problema que también padece Honduras, donde las fechas anunciadas sobre la llegada de fármacos se han venido cumpliendo a medias, como este viernes, cuando se recibieron solo 40.000 de la rusa Sputnik V, de las 80.000 que el canciller hondureño, Lisandro Rosales, anunció el 25 de abril desde Moscú.
En este país, 55.000 personas tienen al menos una dosis inoculada (0,56 %) y 2.639 personas las dos (0,03 %), según datos de abril de Our World in Data.
La excepción del istmo es El Salvador, que en las últimas semanas ha dado un impulso en su proceso de vacunación, con 995.901 ciudadanos, el 15,35 %, con al menos una dosis inoculada y 264.673 personas, el 4 %, con las dos.
Entre los otros países con porcentajes bajos de vacunación está Paraguay, con un 0,22 % de su población con las dos dosis, y Venezuela, con 0,88 % de personas con al menos una dosis. La falta de información sobre el ritmo de vacunación en Nicaragua y en Cuba, esta última con sus propias vacunas, no permiten ubicarlas en la clasificación global.
También preocupa Brasil, que a pesar de que llevaba un buen ritmo ha ralentizado la vacunación y ha tenido que suspender a partir de este viernes la producción de la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinovac, por falta de materia prima producida en el país asiático.
EL 66 % DE LAS VACUNAS EN AMÉRICA FUERON A EE.UU.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), menos del 1 % de las dosis administradas en todo el mundo han llegado por ahora a países pobres. Según las cifras del portal Our World in Data, del total de 403,7 millones de vacunas administradas en América, 266,6 millones corresponden a Estados Unidos, es decir, el 66 %.
De hecho, en Suramérica se ha vacunado con al menos una dosis a 90,3 millones de personas, el 22,3 % del total del continente y una cifra bastante inferior a la de EE.UU.
Con esto en mente, muchos latinoamericanos pudientes están viajando a Estados Unidos para saltarse la fila en sus países.
Según la prensa, agencias de viajes por toda Latinoamérica ya gestionan visitas para que los turistas se vacunen en EE.UU., y se observa un claro flujo de mexicanos hacia destinos sureños como Texas, Arizona y Luisiana, que iniciaron la inmunización sin restricciones ni el registro del estado migratorio de los pacientes.
Una vez superada la demanda local, el país norteamericano abre sus puertas a los turistas mientras que insiste cada vez con campañas sofisticadas (ofertas en cines, viajes y hamburgueserías) en atraer a sus ciudadanos más escépticos.
¿CANTAR VICTORIA?
Lejos de cantar victoria, el rezago y la desigualdad en la vacunación en América también supone un peligro para los países con más ingresos y vacunas.
Cuanto mayor sea el nivel de transmisión del virus en las poblaciones, más probable será que se produzcan mutaciones virales y aparezcan nuevas variantes invulnerables a los inmunizantes. “Esta es una de las razones por las que frenar la transmisión es tan importante”, explicó esta semana en un seminario Jairo Méndez Rico, asesor de la OPS.
EFE