El secuestro del profesor José Dacosta, quien daba clases en la escuela San Pedro Alejandrino de Samariapo, estado Amazonas, y del joven Luis Charlot Cariban, reveló un hecho atroz: el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene su propio cementerio en Amazonas, donde habría unos 30 cadáveres, según reveló a Infobae un lugareño. Aunque el joven indígena fue liberado, no ocurrió así con el profesor cuyo cadáver fue llevado al cementerio del ELN de donde lo rescataron después de un acuerdo con indígenas, guerrilla y funcionarios de la Fuerza Armada.
Por Sebastiana Barráez / infobae.com
Los grupos guerrilleros en Venezuela asesinan y secuestran a militares, a funcionarios policiales, pero también a civiles y se han ensañado contra los indígenas, una población diezmada y muy vulnerable. Se disputan territorio con otras organizaciones guerrilleras, con paramilitares y con la Fuerza Armada Nacional. Y tienen sus propios cementerios, así lo demostraron en el estado Amazonas, con el secuestro y asesinato de un profesor de la etnia Jivi y de una maestra en el estado Bolívar.
Se llamaba María Hernández. A ella y a su esposo los asesinan, el 27 de marzo, en la mina El Kino, sector bajo Caura, parroquia Aripao, municipio Sucre, estado Bolívar. Unos días después, la víctima, pero en el estado Amazonas, resultó ser el profesor José Dacosta, cuya historia causa indignación, porque es asesinado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sólo para demostrar su poderío y control en el territorio que se extiende hasta el Parque Nacional Cerro Yapacana, zona minera del municipio Atabapo, estado Amazonas.
Ese 4 de abril el profesor indígena José Dacosta, quiso celebrar el último día del asueto de la Semana Santa. Había estado trabajando de motorista para otras personas, ya que no tenía barco o bongo propio. Era domingo de Resurrección y el profesor Dacosta y su marinero o ayudante, celebraban con algunos traguitos de más en el puerto “La 40” a orillas del majestuoso río Orinoco.
En medio de la celebración y el alto nivel de alcohol, deciden subirse a una embarcación fluvial, que ignoraban pertenecía a la guerrilla colombiana. Cuando amanece y se da cuenta del error, decide devolver la lancha, pero ya el Ejército de Liberación Nacional (ELN), al mando de alias Domingo, quien es el Comandante en la zona, había sentenciado un letal castigo para el profesor que regresaba, con el joven ayudante, a devolver la embarcación.
En el puerto había mucha tensión. Se preguntaban quién había osado robar a la guerrilla y todos tenían la certeza que el castigo que la guerrilla impondría, para tamaña acción, era la muerte.
Ese lunes, a las 6:30 de la mañana, el profesor Dacosta y su ayudante, desaparecen. Los pobladores de la zona no dudaron en señalar a los elenos por la desaparición de las dos personas. Hicieron una protesta exigiendo al ELN que les entregará al profesor y su marinero. Es así como aparece el ayudante de Dacosta, un joven indígena llamado Luis Charlot Cariban, con evidencias de tortura, cortadas en las manos con arma blanca; aterrado se fue del lugar.
La reunión
El comité indígena, que preside Jhanson González de la comunidad Caridad, convocó de inmediato a una reunión. Ahí estuvo el Teniente (GNB) Díaz, adscrito al Punto de Atención al Ciudadano (PAC) “Carida”, el Teniente (Ej) García comando del Batallón Platanillal y el Teniente de Navío Castillo del PAC “Carida”. Los indígenas señalan a castillo de permitir la huida del ELN.
Entre quienes hicieron presencia estaba Julián Chollo alias JJ, jefe de las FARC en las minas del Yapacana y perteneciente al Frente Acacio Medina. “Él es la autoridad en la zona minera del cerro Yapacana desde hace más de 10 años”.
La reunión entre indígenas, militares y guerrilleros es una clara demostración de la tolerancia y acción conjunta que militares venezolanos tienen con la guerrilla colombiana en territorio venezolano.
Esa reunión fue determinante para que el miércoles 7 de abril se desplegara una comisión del PAC Carida de la Guardia Nacional Bolivariana, junto al comité Indígena son orientados, por uno de quienes tuvo relación con el asesinato del profesor Dacosta, hasta el lugar donde estaba enterrado el cuerpo de Dacosta.
El cementerio
Para sorpresa de los funcionarios fueron llevados hasta un cementerio clandestino que tiene el ELN donde sepultan a sus muertos o a sus víctimas. “Para dar con el cuerpo utilizaron palos que introducían en las áreas donde era evidente que había ocurrido un reciente movimiento de tierra. A medida que encontraban un cadáver y comprobaban que no era el profesor Dacosta, seguían con otro, al quinto intento con igual número de cadáveres, encontraron el del indígena, que había sido torturado y presentaba un impacto de bala en la cabeza”, relató a Infobae una fuente de Amazonas.
“A simple vista en ese lugar se ve que han sido sepultados más más de 30 cuerpos en igual número de fosas. Solo el ELN tenía conocimiento de ese lugar; ahí desaparecen los cuerpos de quienes son asesinados por ellos, porque la guerrilla ejerce como tribunal y aplica la pena de muerte contra venezolanos y extranjeros”.
La esposa del profesor asesinado aseguró en medios locales que esa fosa común existe y que donde encontraron el cadáver de su marido hay muchos cuerpos más. El cuerpo del profesor fue llevado a San Fernando de Atabapo, donde fue velado y recibió cristiana sepultura.
Al puerto La 40 llegó entonces una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), estuvieron unas horas en el lugar, pero desde entonces no se sabe cuáles son los resultados de esa actuación.
En el estado Amazonas fue donde el ELN, al mando de alias Pedro Pablo y como segundo Luis Felipe Ortega Bernal alias Garganta, asesinó en el año 2018 a tres sargentos de la Guardia Nacional: Alfredo Antonio Zolano Guevara, Robert José Artahona Díaz Apure y José Jean Pierre Martínez Bolívar. Garganta después de haber sido capturado por la Fuerza Armada, estuvo dos años preso con privilegios y en diciembre 2020 salió en libertad.
En el sector del Yapacana confluye unas tres mil personas, algunos de ellos son extranjeros que residen de forma ilegal; desde el año 2012 el éxodo de los amazonenses ha sido masivo hacia esa zona que debería estar protegida por ser parque nacional, pero muchas personas han usado el trabajo en las minas como alternativa ante la grave crisis económica del país.
La actividad minera ya no es un oficio para conocedores del ramo a las planchetas, como llaman a las máquinas dónde se lava el material, porque al lugar llegan profesionales universitarios, educadores, ingenieros, abogados, mientras el trabajo varía entre comerciantes, cocineras, caleteros, motoristas, entre otros.