El suizo Roger Federer brilló en su regreso a Roland Garros y, tras un año de ausencia, avanzó a la segunda ronda de un torneo en el que no seguirá la japonesa Naomi Osaka, que no ha aguantado la polémica generada por su decisión de no acudir a las ruedas de prensa.
Un día después de haber boicoteado a la prensa tras haber ganado su primera partido y de haber recibido una multa de 15.000 dólares y la amenaza de exclusión en caso de reincidencia, la número 2 del mundo tomó la iniciativa y anunció su retirada a través de las redes sociales.
“Creo que lo mejor para Roland Garros, las otras jugadoras y mi bienestar personal es marcharme para que todos puedan de nuevo concentrarse en el torneo”, dijo en Twitter.
Su abandono, aunque pocos la consideraban entre las candidatas por su mala adaptación a la tierra batida, eclipsó la jornada, marcada por el retorno de Federer y la primera victoria en cinco intentos del ruso Daniil Medvedev.
El número 2 del cuadro masculino, que tampoco es un adepto de la arcilla, superó al fin el escollo en el que había caído en las cuatro temporadas anteriores, la primera ronda, y se impuso al kazajo Alexander Bulbik por 6-3, 6-3 y 7-5.
Un triunfo que le llevó a decir que se encuentra en la tierra batida de París mejor que en ninguna otra y que pese a que los pronósticos no le auguran llegar muy lejos, él aspira a firmar algo importante.
Su siguiente rival será el estadounidense Tommy Paul, que derrotó al australiano Christopher O’Connell, invitado por los organizadores, por 6-2, 6-4, 4-6, 4-6 y 7-5.
Tampoco dan las quinielas muchas opciones de victoria a Federer, pero camino de los 40 años el suizo demostró que le queda tenis y que mantiene la adoración del público, escaso por la pandemia, de París.
Tras un año de ausencia, el helvético se impuso al uzbeko Denis Istomin, de 34 años, procedente de la fase previa, por 6-2, 6-4 y 6-3.
SÓLIDO FEDERER
Aunque no tuvo mucha oposición, el suizo dejó detalles de su calidad en el cuarto partido que juega esta temporada, en el que logró su segunda victoria, la primera sobre tierra batida.
Su camino a una nueva final en Roland Garros, torneo que ganó en 2009, está plagado de baches. El siguiente será el croata Marin Cilic, que venció al francés Arthur Rinderknech por 7-6 (6), 6-1 y 6-2.
Aunque Federer reconoció que su punto de mira sigue puesto en Wimbledon, cuando aspira a estar al nivel de los mejores, y en los Juegos de Tokio, que disputará si las condiciones son favorables.
El cuadro masculino está a la espera del debut mañana del serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, contra el estadounidense Tennys Sandgren, y el español Rafael Nadal, número 3 y trece veces ganador, frente al australiano Alexei Popyrin.
El femenino se recupera de la deflagración provocada por Osaka, pero recuperó la alegría con la sonrisa de la polaca Iga Swiatek, ganadora de la pasada edición y que festejó su vigésimo cumpleaños con un triunfo ante la eslovena Kaja Juvan poor 6-0 y 7-5.
Por momentos, la polaca recordó al torbellino que la pasada edición le aupó al triunfo sin ceder un set, pese a su desbordante juventud que parece galopar a sus anchas por la arcilla de París.
Su siguiente rival será la sueca Rebecca Peterson, que derrotó a la estadounidense Shelby Rogers por 6-7 (3), 7-6 (8) y 6-2.
Menos lúcida se mostró la estadounidense Sofia Kenin, finalista del año pasado, que tuvo que trabajar duro para derrotar a la letona Jelena Ostapenko, ganadora en 2017, a la que acabó derrotando por 6-4, 4-6 y 6-3.
El duelo se resolvió por detalles y cayó del lado de la estadounidense, cabeza de serie número 4, que ahora afrontará a su compatriota Hailey Baptiste, procedente de la fase previa, que derrotó a la rusa Anna Blinkova por 6-1 y 6-4.
EFE