Una manada de 15 elefantes salvajes volvió al camino tras descansar un día en un bosque en las afueras de la ciudad de Kunming, en el sudoeste de China, reanudando una caminata de un año de 500 kilómetros que ha captado la imaginación del público.
Fotografías tomadas con drones el lunes por la brigada de bomberos forestales de la provincia mostró a integrantes de la manada durmiendo en un claro del bosque del distrito de Jinning, que ha sido afectado por fuertes lluvias y tormentas eléctricas.
Los elefantes reanudaron la marcha el martes por la mañana, lo que provocó una nueva ronda de actividades de las autoridades, según la emisora estatal CCTV.
En medio de los temores de que los elefantes puedan invadir asentamientos humanos, los equipos de rastreo están trabajando contrarreloj para monitorear sus movimientos. También desplegaron a más de 400 miembros del personal de emergencias.
Chen Fei, director del Centro de Investigación de Elefantes Asiáticos de la Administración Estatal de Silvicultura y Pastizales, dijo que estaban observando de cerca si la manada reanudaba su camino hacia el norte y anunció que evacuaría pueblos si fuera necesario, informó CCTV.
La manada comenzó su viaje hacia el norte hace más de un año, viajando desde una zona designada de protección de elefantes en Xishuangbanna, cerca de la frontera china con Myanmar.
El espacio disponible para la última comunidad nativa de elefantes de China se ha ido reduciendo a lo largo de los años y los bosques tropicales de Xishuangbanna fueron reemplazados por plantaciones de bananas, té o caucho o utilizados para plantar insumos lucrativos para la medicina tradicional china.
No está claro qué impulsó a la manada a dirigirse hacia el norte, pero los esfuerzos de conservación en Yunnan durante la última década han duplicado el número de elefantes, lo que pone a la tierra y los recursos bajo una presión cada vez mayor.
Reuters