Los duques de Sussex, Harry y Meghan, no le comentaron a la reina Isabel II que pensaban ponerle a su hija el nombre de Lilibet, el apodo con el que la soberana era llamada de pequeña, según revela este miércoles la cadena BBC.
La hija del príncipe Harry y Meghan Markle nació el pasado viernes en una clínica en California (EE.UU.) y le pusieron de nombre Lilibet Diana Mountbatten-Windsor.
Tras el nacimiento, los medios asumieron que los duques hablaron primero con la reina antes de ponerle el nombre, pero esto, según la BBC, ha sido negado por la residencia de la familia real.
Un portavoz de los duques, que cita la BBC, señaló que Enrique, nieto de Isabel II, y Meghan no le habrían puesto a la bebé el nombre de Lilibet si la soberana no hubiera mostrado su apoyo.
La reina, el príncipe Carlos y los duques de Cambridge señalaron el domingo que estaban están “encantados” con el nacimiento de la hija de los duques de Sussex, que ocupa el octavo lugar en la línea de sucesión al trono británico.
El primer nombre es en honor a la reina Isabel II y Diana por la madre del príncipe Enrique, fallecida en un accidente de coche en París el 31 de agosto de 1997.
La bebé -undécimo bisnieto de Isabel II- está en el octavo lugar de la línea de sucesión, detrás de su hermano Archie; su padre, Enrique; los príncipes Luis, Carlota y Jorge (hijos de los duques de Cambridge); del príncipe Guillermo y el príncipe Carlos.
La niña nació dos meses después de la muerte del duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, a los 99 años, y tras la polémica por la controvertida entrevista que los duques de Sussex concedieron en marzo a la presentadora estadounidense Oprah Winfrey, en la que acusaron a la familia real de racismo.
Los duques de Sussex decidieron apartarse de la monarquía a principios del año pasado, en un caso conocido como “megxit”, para establecerse en California y ser financieramente independientes. EFE