Si bien es cierto que cada “cosa” que Kim Kardashian se coloque se convierte en objeto de debate/deseo/tendencia, esta vez, la ha liado máximo. La razón radica en su vestido, pero no por el “look” en sí, sino el lugar al que lo llevó: el Vaticano.
Por Cosmopolitan
El diseño, de la firma mexicana Barragán, lleva los hombros descubiertos y deja entrever piel, y la empresaria lo llevó en su visita a la santa sede (a la que, por cierto, fue acompañada de Kate Moss y su hija, Lila Moss.
El vestido, además, tiene mensaje: Víctor Barragán es el diseñador e ideó su colección basada en la inquisición mexicana, que persiguió brujas y brujos y a personas que iban en contra de las prácticas de la iglesia católica. Esto, aunado al descubrimiento de sus hombros, ha llevado a las redes sociales a debatir sobre si es ético o no llevar esta pieza y si la empresaria era consciente de la intención de su creador (‘spoiler’: sus fans piensan que era plenamente conocedora del trabajo de Barragán).
En el Vaticano existe un código de vestimenta no solo para entrar a la basílica de san Pedro o a la Capilla Sixtina, sino también para pasear por la ciudad, que consiste en taparse las rodillas y los hombros. Y también se aplica a los meses de verano (donde las temperaturas alcanzan los +30ºC). Desde la institución también promueven los atuendos modestos, al igual que otras religiones, pero a Kim Kardashian le dio exactamente igual.
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