Un grupo de motorizados protestó frente a la casa del PSUV ubicada en la calle 60 de Barquisimeto, y frente a la sede de la Alcaldía de Iribarren la mañana de ayer, para advertir que no permitirán alteraciones en los resultados del proceso de postulación que esta organización política desarrolló el domingo 27 de junio, como un paso previo para acudir a unas primarias el 8 de agosto. Denuncias de trampas, corrupción, compra de votos, alteración de actas y hasta golpizas fueron difundidas por las redes sociales, evidenciando las profundas divisiones que tiene el partido de gobierno, cuyo respaldo popular “cohesionado” se tambalea a cinco meses de unas megaelecciones.
“Hoy nosotros los motorizados de Sinbom (Sindicato Nacional Bolivariano de Motorizados), no estamos de acuerdo con las decisiones que tiene el sistema de las votaciones del domingo. Queremos los candidatos que el pueblo escogió, no queremos que se nos impongan personas. Queremos a nuestro gobernador Adolfo Pereira, queremos a nuestro alcalde Luis Jonás Reyes, y los respetamos a ellos y a todos los candidatos que quedaron verdaderamente, no por un sistema obtuso que no sirvió“, exclamó María Osorio, presidenta del movimiento motorizado, en un video que circuló por grupos de WhatsApp y Twitter.
“Usan la fuerza para manipular el poder político“, fue otra de las denuncias que lanzó una mujer en Guacara, estado Carabobo, al indicar que un hombre conocido como “Caracas” golpeó a una militante del PSUV de nombre Carolina Lucena en pleno proceso de postulación.
Otro presunto miembro del Frente Francisco de Miranda de ese estado, informó que presúntamente fue sobornado con un billete de 100 dólares para que votara por el alcalde de Valencia Alejandro Marvez y por el gobernador Rafael Lacava. Y en la Sierra de Perijá en Zulia, un hombre apareció en un video adueñándose de las papeletas de votación, sin permitirles a la militancia indígena expresarse.
“Aunque el chavismo se muestra como una unidad monolítica no lo es, las pugnas internas han venido registrándose en silencio desde hace tiempo“, mencionó el politólogo Doriam González, quien explicó que en el ring de boxeo del PSUV, hay dos alas visibles: Por un lado están los dirigentes que ocupan cargos públicos, que son pocos, pero que su objetivo es mantener el status quo, y por otro parte hay nuevos actores políticos que emergen de las bases que reclaman mayor democracia, con características distintas al chavismo tradicional que no cuestionaba las decisiones.
“El ala que quiere mantener el status quo tiene una razón específica, controlar el proceso de negociación que está en puerta. Para el chavismo debe ser preocupante lo que está ocurriendo en sus bases, porque si dejan de ser lo suficiente robustas dentro del territorio, eso puede crear incentivos para que las administraciones foráneas y sus aliados puedan entrar en conflicto, lesionando los intereses de permanencia en el poder de Maduro”, indicó.
Según el politólogo Radamés Graterol, el sólo hecho que tras más de 48 horas del proceso de postulación y ni las direcciones en los estados ni la dirección nacional del partido hayan informado los resultados, evidencia que la jornada del domingo estuvo marcada por la opacidad. “La gente puede olfatear que hubo un retraso porque se están haciendo reacomodos para beneficiar a los que tienen más poder en la élite política“, resaltó.
“El PSUV le ha dado un mensaje importante al mundo, dejando claro lo que es capaz de hacer con unas votaciones. El chavismo se mantiene en el poder producto del fraude, la trampa, porque en Venezuela no hay Estado de derecho. Estamos viendo el retrato de lo que será el proceso electoral del 21 de noviembre“, advirtió Orlando Fernández Medina, exgobernador del estado Lara.
El político indicó que en municipios como Urdaneta en Lara y en el estado Bolívar, hubo trifulcas para defender los resultados. “Hay personas que sacaron más votos y no salen reflejadas en los resultados, otros se agarraron a golpes, rompieron las actas. Esta actuación del PSUV es vergonzosa y vulgar”, expresó el exgobernador.
Jesús “Chúo” Torrealba, exsecretario ejecutivo de la Mesa de la unidad Democrática, argumentó que el PSUV usa los procesos internos para pretender darle un barniz democrático a una organización que no actúa como un partido, sino como una maquinaria clientelar.
Con información de LA PRENSA DE LARA