Las salinas de Pampatar son el refugio de un grupo de personas quienes encontraron en la sal una forma para superar la crisis económica que atraviesa el país y el estado Nueva Esparta.
Por Mario Guillen / Todos Ahora
Antes del amanecer los trabajadores salen de sus hogares en el sector Las Casitas para extraer el producto, refinarlo y venderlo, así ganan algo de dinero.
Michel Manuel López es una de las personas que tiene varios años trabajando en la salina de Pampatar debido a la situación económica.
“Yo estoy aquí por el ´Gobierno´, si todo no estuviera malo, hubiera trabajo. No voy a robar para comer, hay que resolver y habiendo sal, pues se saca sal. Se vende y se le da comida a los muchachos”, expresó.
Los trabajadores comentan que van a las piscinas para extraer la sal, la amontonan para sacarla con tobos y llevarla al amolador.
La sal se puede usar para la preparación de comida, quesos y para alimentar al ganado. López comenta que un saco cuesta un dólar, pero hay quienes la buscan por tonelada y se vende a 0,70 dólares. La que no está procesada se vende, dos sacos pequeños por un dólar o dependiendo del arreglo al que llegue el vendedor y el cliente.
“Yo tengo siete u ocho años metido en esto y no tengo otro trabajo. Con eso mantengo a mis muchachos y dos nietos que son como mis hijos. Ellos también se meten a sacar sal y mientras más sacamos más producimos para la comidita”, dijo.
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