El ‘Faro de Vigo’ publica las palabras de un vecino de la comarca de O Morrazo, en Pontevedra, miembro de la tripulación del Ángeles Alvariño, que estaba presente en el momento en el que se encontró el cuerpo de la pequeña.
Por antena3.com
No quiere desvelar su nombre ni su imagen. Lo que han vivido es, sin duda, uno de los peores momentos de su vida, y todavía se revuelve al pensar en ello. Estos días descansa ya desde su casa en O Morrazo, intentando digerir la situación.
El día a día a bordo del Ángeles Albariño es muy duro. Trabajo sin descanso y la presión psicológica de quien sabe lo que puede aparecer en cualquier momento. Hasta que ocurre y la sensación, no por esperable, es menos dramática. “Cuando encontramos el cuerpo de Olivia a muchos se nos saltaron las lágrimas, y eso que no vimos los restos”, asegura este experimentado tripulante. Para él sigue siendo difícil dormir, “desconectar de lo vivido no es fácil”.
“No vimos nada porque el cuerpo estaba en una bolsa. Se encontró a las 11 de la mañana. No ves nada pero no paras de darle vueltas a la cabeza. Los tripulantes no comimos, no estamos acostumbrados a esto. Nos tocó ir porque teníamos el robot en otras tareas“.
Catorce personas formaban la tripulación de este buque oceanográfico con sede en Galicia que se trasladó a Canarias para el operativo de búsqueda de las pequeñas Olivia y Anna, y de su padre y presunto asesino, Tomás Jimeno. “Cuando llegamos allí la policía ya tenía delimitado el campo sobre el que había que buscar. Barrimos toda la zona con una máquina que detecta cualquier objeto, después bajaba el robot a identificarlo”.
En el caso del cuerpo de la pequeña, asegura, “solo vimos la bolsa y notamos el olor cuando llegaron los restos al barco, antes de que se los llevase la Guardia Civil, pero no paramos de darle a la cabeza, y a muchos se nos saltaron las lágrimas”.
A la espera ahora de como se desarrollan los acontecimientos en las próximas semanas, para este gallego no se borrará jamás la sensación vivida en ese momento.