Las capas de arcillas que en el pasado podrían haber albergado vida en la superficie de Marte habrían sido dañadas por agua altamente salada, lo que impediría la detección de posibles signos de antiguos organismos vivos en el planeta, apuntan los autores de un estudio publicado en la revista Science.
Los investigadores plantearon esta hipótesis tras analizar las observaciones tomadas por el róver Curiosity de la NASA, que estudia el fondo del cráter —y antiguo lago— Gale desde 2012. Al tomar dos muestras de capas de sedimentos de hace 3.500 millones de años, el aparato descubrió en una de ellas una concentración de minerales arcillosos cerca de dos veces menor que en la otra, aunque fueron recolectadas a tan solo 400 metros de distancia. En vez de ello, esa segunda muestra contenía elevadas tasas de óxidos de hierro, los compuestos químicos responsables del color de la superficie marciana.
Según los científicos, esa composición puede deberse a que la arcilla fue desestabilizada y degradada por la salmuera que se filtró en los sedimentos geológicos después de que se secara el lago.
“Solíamos pensar que una vez que esas capas de minerales arcillosos se formaron en el fondo del lago en el cráter Gale se quedaron así, preservando el momento del tiempo en que se formaron durante miles de millones de años. Pero las salmueras posteriores descompusieron esos minerales arcillosos en algunos lugares, esencialmente reiniciando el registro de las rocas”, cita un comunicado del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA al autor principal del trabajo, Tom Bristow.
¿Subsuelo habitable?
Al mismo tiempo, los hallazgos evidencian no solo la destrucción de signos de una posible antigua vida, sino también apuntan a posible existencia de organismos debajo del suelo por la acción de las aguas subterráneas que disuelven y transportan químicos, cambiando la estructura de los sedimentos. En la Tierra, ese proceso, conocido como diagénesis, ha creado hábitats microbianos profundos y podría haber hecho lo mismo en Marte, indican los científicos.
Para el coautor de Bristow, John Grotzinger, las biosferas profundas “son lugares excelentes para buscar evidencias de vida antigua y medir la habitabilidad”.
“Aunque la diagénesis puede borrar los signos de vida en el lago original, crea los gradientes químicos necesarios para sustentar vida subterránea, por lo que estamos muy emocionados de haber descubierto esto”, explica.
La información obtenida por Curiosity se utilizará en el futuro para elegir las rocas más prometedoras en cuanto a posibles huellas de vida marciana.