El presidente de Túnez, Kais Saied, suspendió este domingo la actividad parlamentaria y destituyó al primer ministro, Hichem Mechichi, con lo que se atribuyó plenos poderes ejecutivos, en medio de una jornada de protestas contra las autoridades del país.
Saied anunció estas medidas tras una reunión de urgencia en el palacio presidencial de Cartago, en un momento en que Túnez se confronta a una fuerte ola del covid-19 y una profunda crisis política que paraliza el país desde hace meses.
La noticia fue recibida con bocinazos de los coches en la capital Túnez, después de las manifestaciones del domingo en numerosas localidades, en las que se pidió la “disolución del Parlamento”.
“La Constitución no me permite disolver el Parlamento, pero sí suspender su actividad”, dijo Saied, quien tomó su decisión con base en el artículo 80 de la carta magna, que permite adoptar este tipo de medidas ante un “peligro inminente”.
“He tomado las decisiones que la situación exige para salvar a Túnez, el Estado y el pueblo tunecino”, expresó el gobernante tras reunirse con los responsables de las fuerzas de seguridad.
“Nos encontramos en momentos muy delicados en la historia de Túnez”, agregó.
Saied anunció que se hará cargo del Poder Ejecutivo con “la ayuda del gobierno” y que designará a un nuevo primer ministro.
Además, levantó la inmunidad parlamentaria de los diputados.
La medida fue condenada por el partido gobernante Ennahdha, de orientación islamista, y lo calificó como “un golpe de Estado contra la revolución”.
“Lo que Kais Saied está haciendo es un golpe de Estado contra la revolución y contra la constitución, y los miembros de Ennahdha y el pueblo de Túnez defenderán la revolución”, indicó el partido en un comunicado difundido en su página de Facebook.
– Protestas populares –
Miles de tunecinos protestaron el domingo contra la clase política, especialmente contra Ennahdha, partido mayoritario en el Parlamento pero confrontado al presidente.
“Cambiemos de régimen” o “El pueblo quiere la disolución del Parlamento”, fueron algunas de las principales proclamas en las protestas, en las que abundaron las críticas al primer ministro Mechichi.
Los manifestantes piden cambiar de Constitución y un periodo de transición dirigido por el ejército, pero en el que se mantenga a Saied como jefe de Estado.
La opinión pública tunecina se muestra exasperada por los conflictos entre partidos en el Parlamento y por el pulso entre el jefe legislativo, Rached Ghannouchi, líder de Ennahdha, y el presidente Saied, que ha paralizado los poderes públicos.
La población reclama también la falta de respuesta del gobierno a la crisis sanitaria, que ha dejado a Túnez sin abastecimiento de oxígeno.
Con cerca de 18.000 muertos en el país de 12 millones de habitantes, Túnez presenta una de las peores tasas de mortalidad por covid-19 en el mundo.
AFP