Entre los escombros de las casas bombardeadas en Binnish, una ciudad en el noroeste de Siria, se destaca un mural pintado de colores brillantes. La imagen muestra una casa intacta, con corazones saliendo por las ventanas.
Por Infobae
Pero, cuando uno mira para arriba, las siluetas oscuras de los pájaros van acompañadas de helicópteros, aviones de combate y misiles.
El mural fue pintado por el artista Aziz al Asmar, asistido por Hussein Sabbagh, quien tenia apenas ocho años cuando su familia escapó la ciudad de Aleppo en 2017 de los ataques del ejército que responde al dictador Bashar al Assad. Como millones de otras familias, escaparon hacía el noroeste de Siria, el ultimo pedazo del país que no esta controlado por el régimen.
La familia trató de construir una nueva vida a pesar de la guerra que seguía a su alrededor: para Hussein, su lugar seguro estaba en el fútbol y ayudando al artista local Aziz al-Asmar con sus famosos murales políticos. Los sueños del adolescente de ser pintor terminaron el mes pasado cuando las fuerzas del régimen atacaron una pileta comunitaria en la ciudad de Fua con bombardeos de artillería. Hussein, junto con su hermano de 17 años, su tío de 23 años y tres civiles más, murieron.
El artista Aziz- al Asmar dialogó con Infobae y contó que Hussein era “un niño educado, ambicioso, elegante y talentoso. Le encantaba dibujar y tenia una imaginación muy fértil. Me ayudo con muchos dibujos y me presentaba hermosas ideas. Recordaba siempre su casa y su barrio, del cual había sido abandonado y esperaba que la guerra termine para volver a el. Quería ser un pintor sobre todas las cosas”.
Al-Asmar hizo referencia al trabajo que más le gustaba: “Había un dibujo en particular que le encantaba pintar, una casa con corazones de amor… quería decir que estas bombas matan el amor y destruyen hogares”.
Apunten contra los jóvenes
Hussein fue una de las 27 víctimas menores de edad que han fallecido por ataques del régimen de al-Assad en los últimos dos meses, que parece ensañarse contra los más vulnerables y a los mas jóvenes. Las bombardeos han alcanzado siete edificios escolares, lo que se suma al historial del régimen de atacar la infraestructura civil.
“Hemos comenzado a notar un patrón en los últimos años, donde los bombardeos empeoran en días festivos como Eid”, dijo Laila Hasso, directora de comunicación y promoción de Hurras Network, una organización sin fines de lucro que trabaja para promover y ayudar la protección a los niños en Siria.
Hasso le contó a Infobae que el objetivo de su organización es “llegar a los niños mas vulnerables en las zonas de conflicto. Ofrecemos protección en Idlib, hacemos todo lo posible para ayudar a los niños a sobrellevar estos traumas. Cada vez que un niño muere, nos comunicamos con sus amigos en la escuela para ayudarlos a lidiar con los sentimientos de pérdida y dolor y la parte más desafiante de nuestro trabajo es lidiar con la separación de familias, debido a los continuos ataques y desplazamientos forzados.”
Tanto ella como su organización señalan al régimen sirio como terrorista: “Su objetivo es aterrorizar al medio millón de niños que viven en la provincia de Idlib y enviar un mensaje claro a sus familias de que no hay futuro para sus hijos aquí. Es por eso que los civiles están siendo atacados en sus hogares, escuelas, hospitales, etc”.
“Trece niños murieron en solo tres días. Ahora, cada vez que llega el Eid, tenemos miedo de perder más niños. En lugar de darles ropa nueva para disfrazarse y celebrar, los padres están vistiendo a sus hijos para ser enterrados“, se lamenta Hasso.
Al preguntarle sobre el futuro de Siria y de los niños, Leila consideró que no cree que pueden frenar la guerra, pero “por supuesto, tenemos la capacidad de hacer frente al sufrimiento y hacer que sea menos difícil para los niños y las organizaciones humanitarias internacionales deberían ayudar. Tienen la capacidad de proteger a los niños. Solo necesitan preguntarle a la gente de Idlib sobre su prioridades, a los niños mismos”.
“Necesitamos construir un futuro para nuestro país para nuestros niños pero sin educación, no podemos hacer eso”, concluyó.
El noroeste de Siria está gobernado principalmente por Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, un grupo extremista islámico que tomó el control de otras facciones de la oposición en 2019.
Si bien HTS ha hecho esfuerzos para distanciarse de sus orígenes en Al Qaeda, el grupo tolera poca disidencia y hace cumplir la religión a quienes viven en su territorio.
Aproximadamente tres cuartos de la población estimada sobre un total de 3,5 millones huyó hacia el noroeste para escapar de los combates en otras partes del país. Las condiciones de vida son pésimas y han empeorado desde el colapso de la moneda siria el año pasado, que provocó un aumento en los precios de alimentos.
Con la llegada del Covid-19, también se han sumado dificultades de la vida diaria de las personas atrapadas entre el régimen y HTS.
La violencia ha aumentado en las dos semanas desde que comenzaron las vacaciones de Eid, casi al mismo tiempo del juramento de Bashar al-Assad para un cuarto mandato de siete años como presidente después de ganar con el 95% de los votos en las elecciones fraudulentas de mayo.
Prometió concretar “la liberación de aquellas partes de la patria que todavía necesitan ser liberadas”, una de sus principales prioridades.
“El régimen llama terroristas a la gente del noroeste de Siria. Pero los actos de terrorismo es lo que hace el régimen, atacando a civiles y escuelas “, dijo Hasso.
“Hay niños que se quedaron solos, sin ninguno de sus familiares. A veces nos lleva meses llegar a su familia lejana y reunir al niño con ellos”, expresó.
“A veces los padres nos piden que cerremos los edificios escolares porque tienen mucho miedo de que sus hijos mueran allí. En otras partes del mundo, las escuelas se consideran lugares seguros. El régimen quiere enviar el mensaje de que no hay futuro para los padres o sus hijos“ expresó Hasso.
Asmar, el artista, fue a dejar flores en la tumba de Hussein en Binnish la semana pasada. A pesar del dolor, pintar sigue siendo una forma de aferrarse a la esperanza y recordarle al mundo que los sirios todavía sueñan con la paz y la justicia, dijo.
“Desde que regresé a Siria desde Beirut hace años, busco una sonrisa en los rostros de los niños. Trato de hacerles olvidar, aunque sea por un momento, el terror y la guerra que han vivido “, dice el pintor. “Los dejo participar conmigo para que puedan expresar sus sentimientos a través del arte. Quiero enviarles un mensaje de que la esperanza todavía existe “.
Hablo de su arte y de dónde viene su inspiración: “Dios ha creado nuestros dibujos para llegar a los corazones de muchas personas porque hablan de los problemas humanos y del dolor. De los dolores y los deseos de las personas”.
“Dios hizo que estos dibujos se mostraran en las pantallas de muchos canales árabes y occidentales y en las páginas de los periódicos internacionales más importantes. Son sencillos y honestos y lejos de la pretensión. La mayoría de ellos eran pintados en las paredes de las casas destruidas por el régimen de Al Assad. Estas paredes hablaban por sí solas. Explican a los espectadores el alcance de la tragedia y la opresión que se practicó contra los civiles”.
Para Asmar la pintura es un lenguaje universal que fascina y se hace entender en alrededor de todo el mundo. Muestran la opresión y la injusticia. Cuando fue preguntado por el conflicto, afirmó: “la guerra en Siria será prolongada porque el régimen corrupto transformó Siria. Era un país de cientos de años y ahora es un lugar liderado por personas que reprimen y suprimen nuestra energía”.
“Nosotros creemos en nuestra causa y vamos a seguir trasmitiendo nuestros mensajes a través de dibujos que no son terroristas. Nuestra revolución contiene pensamientos, cultura, arte y lo mas importante, contiene humanidad. A través de esto encontramos el espacio para interactuar con las personas, sus problemas y su dolor”, concluyó el artista.