“Escuchamos un estruendo, una casa se derrumbó y al día siguiente supimos de los fallecidos”, el duro testimonio del deslave en Mérida

“Escuchamos un estruendo, una casa se derrumbó y al día siguiente supimos de los fallecidos”, el duro testimonio del deslave en Mérida

 

Stefani y sus padres viven desde hace 5 años en El Amparo, Mérida, a 10 minutos de Tovar. No recuerda una tormenta eléctrica como la que se vivió el pasado lunes, causando un deslave en la zona, con 13 fallecidos confirmados por las autoridades. “Escuchamos un estruendo y no sabíamos que se había derrumbado la parte de atrás de una casa y que allí estarían tres personas fallecidas”, cuenta hoy, todavía temblorosa.

LaPatilla

Las precipitaciones en la entidad andina tienen poco más de una semana. Aunque muchos vecinos del municipio Tovar, al oeste de Mérida, pensaron que el mal tiempo se iría rápido, otros preveían lo peor. Entre ellos, el alcalde Luis Márquez, residente de esta población, quien califica de descomunal lo ocurrido en los últimos días.

“Las pérdidas son incalculables. Esto fue descomunal y no teníamos la capacidad para atenderlo”, explica en contacto con LaPatilla.com, al reiterar que son 15 mil familias las que hacen vida en el sector, que en una gran parte ha sido desalojado como medida de seguridad.

La comunicación en Tovar y sus alrededores es complicada. En El Amparo cuentan más de 48 horas sin energía eléctrica y escasa señal telefónica. Los más arriesgados logran salir del lugar caminando y regresar con alguna novedad, permitiéndole a Stefani y al resto de sus vecinos conocer lo qué está ocurriendo en las poblaciones cercanas.

“Hasta los momentos no hemos recibido ayuda, solo entre nosotros con lo poco que podemos obtener. Dos niños sobrevivieron al derrumbe y ya están en Mérida estables, pero necesitando ayuda para entrar a quirófano. La gente baja caminando a Tovar porque la carretera no existe ya. Las tuberías se rompieron y estamos preocupados porque no todos tienen agua para más días”, señala la joven estudiante.

Su mamá, una mujer de 50 años, sufre de broncoespamos. El tratamiento se agota y el nerviosismo se apodera de la familia. “Solo esperamos que todo mejore y no llueva más. Acá algunos tienen planta pero ya no hay gasolina y estamos viendo cómo solucionamos para poder cargar las linternas y los teléfonos”, agrega.

Varias familias han abandonado la zona mientras los equipos de Protección Civil, bomberos y trabajadores de la gobernación se encargan de despejar las vías, asegura el alcalde Márquez. Se espera un estudio geográfico que pueda garantizar estabilidad luego de las inundaciones.

Ejido, La Azulita, Zea y Santa Cruz de Mora son algunas de las zonas más afectadas. En el municipio Antonio Pinto Salinas fueron dos los menores que perdieron la vida. La cifra de desaparecidos sigue siendo incierta y los merideños se apoyan en las redes sociales para dar con sus familiares.

 

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