El tribunal de apelación de Londres dictaminó el viernes que corresponde a los médicos determinar si los menores de 16 años pueden o no aceptar someterse a un tratamiento de bloqueo de la pubertad antes de iniciar un proceso de transición de género.
La justicia británica contradijo así una sentencia dictada el 1 de diciembre y criticada por los grupos de defensa de los derechos LGTB.
Keira Bell, una mujer de 23 años que empezó a tomar inhibidores de la pubertad a los 16 antes de revertir el proceso, emprendió acciones legales contra el Tavistock and Portman NHS Trust, organismo público que gestiona el único servicio de reasignación de género para menores en el Reino Unido.
En primera instancia, la Alta Corte de Londres consideró “muy improbable que un niño de 13 años o menos sea competente para consentir la administración de inhibidores de la pubertad”.
Los jueces también expresaron sus dudas de que “un niño de 14 o 15 años sea capaz de comprender y sopesar los riesgos y las consecuencias a largo plazo” de dicho tratamiento.
Pero el tribunal de apelación consideró el viernes que aquella sentencia fijó erróneamente dichos límites de edad y que corresponde a los médicos ejercer su criterio sobre si los pacientes están capacitados para dar su consentimiento.
Keira Bell se declaró “sorprendida y decepcionada” por esta sentencia.
AFP