Un asalto en Caracas y el secuestro de su esposo impulsaron a una exconcursante de belleza a dejar su país y probar suerte en Estados Unidos.
Por Verónica Villafañe / vozdeamerica.com
Armada de su visión, pasión y determinación, Amara Barroeta emigró con su esposo en el 2010. Lejos de su natal Venezuela, ha construido una nueva vida como empresaria y dueña del negocio que lleva su nombre: Amara Café.
“Nos hemos convertido – a mí me gusta decir – como la embajada de Venezuela en la costa oeste, o al menos por lo menos en la ciudad de Los Ángeles”, dice Barroeta.
“Aquí llegan muchos venezolanos, pero también hay mucho público latino de otros lugares, también mucho público americano. Entonces, aquí estamos representando la cultura venezolana a través de la gastronomía”.
Ubicado en Pasadena, California, el ahora popular restaurante de comida venezolana abrió sus puertas en marzo de 2012, y desde entonces, ha sido catalogado como uno de los mejores restaurantes de la ciudad.
La hazaña ha sido lograda en poco tiempo – gracias en parte a su tenacidad, a las oportunidades de crecimiento en Estados Unidos y a las circunstancias que impactaron su destino.
“Me acababa de casar y a mí me robaron con un arma en la cabeza que es una historia aterradora, pero que muchos venezolanos hemos vivido. A mi esposo lo secuestraron, nos pasaron muchas cosas y fue como el momento de decir bueno, siempre he querido estudiar afuera, voy a salir”, recuerda la empresaria.
“Y así fue como llegué aquí, con una visa de estudiante. Me vine a hacer mi posgrado y la idea era retornar a Venezuela y hacer Amara Chocolate en Venezuela. Ese era el plan”, afirma.
Pero ese plan cambió y evolucionó, al igual que su vida. Barroeta pasó de ser concursante y primer finalista en Miss Venezuela 2002 a presentadora de televisión y luego se graduó de ingeniera química.
Esta trayectoria culminó en la unión de sus tres pasiones: comida, ciencia y relaciones públicas.
“Yo pienso que todo lo que tú eres y todo lo que tú haces en tu vida, incluso si tú terminas haciendo algo diferente, hace las bases de tu personalidad y de tus herramientas para lograr lo que tú quieres”, reflexiona.
Y esas bases son justamente lo que marcaron su camino para lograr su meta de convertirse en una empresaria exitosa en Estados Unidos.
“Siempre había tenido un interés por hacer algo propio. Los venezolanos somos súper emprendedores y siempre amé el chocolate venezolano y tenemos una gran cultura cacaotera en Venezuela. Así que en Venezuela, antes de venir acá, me formé en ese aspecto. También teníamos una pequeña fábrica de cosas artesanales, como tequeños y otros pasapalos venezolanos y bueno, eso fue lo que nos dio la base para iniciar este negocio”, cuenta.
El actual negocio prosperó gracias a su visión, tenacidad, el apoyo de su esposo, que se encarga de la comercialización de la empresa, una familia de empleados leales y una fiel clientela.
Los retos en la pandemia
Pero la pandemia frenó el crecimiento. Forzó el cierre de Amara Café por casi dos meses al inicio de la crisis sanitaria y causó una baja del 30% de sus ingresos.
“Fueron tiempos muy muy duros, pero a mí me gusta decir que siempre de las cosas difíciles, si uno hace lo mejor de ellas, obtiene un buen resultado”, explica.
Barroeta cuenta que a pesar del golpe económico, pudo evitar despedir a empleados.
“Nosotros hicimos un gran esfuerzo. Todos nuestros empleados son personas que tienen muchísimos años trabajando con nosotros y son nuestra familia. Y era vital, era súper importante que ellos continuaran con nosotros. Sí nos tocó luchar, pero eso es exactamente lo que hizo nuestra comunidad. La gente nos apoyó, la gente vino y compró y gracias a Dios, aquí estamos”.
Para ajustarse a la nueva realidad pandémica, construyó un patio para servir comida al aire libre, incorporó servicios de entrega a domicilio y creó un menú en línea para que sus clientes pudieran ordenar y recoger la comida.
¿Cuál es la especialidad de la casa?
“Oh, wow. Bueno, eso es bien difícil de definir…el chocolate caliente es nuestra bandera. Fue con lo que empezamos. Hacemos nuestros churros frescos cuando las personas lo ordenan. También es una receta de abuelita, que están deliciosos. Pero cuando hablamos de la comida venezolana, las arepas y las cachapas son lo que la gente tiene que probar aquí”.
Barroeta dice que su próximo enfoque es seguir creciendo y expandiendo el alcance de su marca Amara Chocolate, el cual quiere internacionalizar a Canadá y México.
“Es un chocolate orgánico libre de gluten bajo en azúcares y la gente le encanta ese chocolate especito rico que se tomaba en Caracas y nos sentimos súper orgullosos de nuestro chocolate”.
Actualmente lo vende en Amazon y lo van a incorporar en su propio sitio de comercio electrónico. La dueña de Amara Café aspira que su marca de chocolate tenga alcance global.
“Me encantaría continuar llevando nuestros chocolates a los hogares de las personas por todo el mundo”, concluye.