El terremoto acaecido en Japón la noche del pasado jueves, el más fuerte que ha experimentado Tokio en una década, ha dejado al menos 32 heridos, dos incendios y la interrupción de diversas líneas ferroviarias en la capital y otras regiones del país.
El seísmo de magnitud 5,9 en la escala de Ritcher y a 75 kilómetros de profundidad, según la última actualización de la Agencia Meteorológica de Japón (JMA), tuvo el epicentro en la prefectura de Chiba, al este de Japón y afectó a las provincias colindantes de Tokio y Saitama.
Al menos 32 personas resultaron heridas, 3 de ellas en estado grave, según declaraciones del Gobierno a los medios este viernes.
El fuerte terremoto también causó dos incendios, en una fábrica de la ciudad de Sodegaura (Chiba) y en una vivienda en la ciudad de Soka (Saitama), ambos ya extinguidos.
Las líneas ferroviarias de Tokio se vieron afectadas y sufrieron interrupciones y cancelaciones la noche del jueves, dejando a muchos pasajeros sin la posibilidad de retornar a sus hogares.
En la estación de Tokio, unos 350 pasajeros se alojaron en trenes debido a la suspensión de los servicios de alta velocidad que conectan la capital con otras regiones del archipiélago.
Durante la mañana de este viernes, los servicios ferroviarios retomaron sus operaciones, pero hubo retrasos y aglomeraciones en algunas líneas locales.
El terremoto alcanzó el nivel 5 alto en la escala sísmica japonesa de 7 niveles (centrada en medir la agitación en la superficie) en algunas zonas del Área Metropolitana de Tokio y en Saitama, al norte de la capital. No hubo alerta de tsunami.
Es el temblor más fuerte que ha sufrido Tokio desde el Gran Terremoto del Este de Japón, ocurrido en 2011 y que también afectó a la capital japonesa.
La JMA pidió a los ciudadanos que estén preparados y se mantengan alerta ante la posibilidad de que se produzcan réplicas de intensidad similar en los próximos días.
Japón se asienta sobre el llamado cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y registra terremotos con relativa frecuencia, por lo que las infraestructuras y edificios están diseñadas para aguantar los temblores.
EFE