Para muchos, una de las cosas más complicadas de hacer ejercicio con regularidad es encontrar la fuerza de voluntad para ajustarse a una rutina de deporte. No en vano, es uno de los propósitos de año nuevo más comunes, y estas promesas no se caracterizan precisamente por su alto grado de cumplimiento. Así lo reseñó 20Minutos.
Ahora, una investigación realizada por científicos del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) estadounidense ha encontrado una explicación científica para esta pereza, particularmente en las personas que necesitan hacer ejercicio para controlar su peso.
La dopamina, responsable de todo
La idea para la investigación partió de la observación de que las personas y los animales obesos tienen una especial dificultad para encontrar motivación a la hora de hacer ejercicio, algo que también ocurre en los pacientes con la enfermedad de Parkinson.
Aunque existe una concepción generalizada de que las personas obesas son menos activas porque tienen que mover más peso para hacer deporte, los investigadores teorizaron que podría deberse a otro motivo, uno que sería común a los dos supuestos: concretamente, una disfunción en el sistema dopaminérgico.
Para comprobarlo, tomaron dos grupos de ocho ratones e hicieron que uno de ellos ganase mucho peso alimentándolos con una dieta alta en grasa.
Al cabo de poco tiempo, comprobaron que efectivamente este último grupo comenzó a mostrar menos movimientos y más lentos. Sin embargo, al tratar de relacionar esta disminución con el aumento de peso, encontraron que las dos variables no eran paralelas, sino que los ratones habían empezado a moverse menos antes de ganar la mayoría del peso. Para encontrar el mecanismo concreto, midieron varios parámetros del sistema dopaminérgico de los ratones.
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