Australia sigue apostando por la industria del carbón, con la mirada puesta en beneficiarse de la demanda mundial creciente, y ha aprobado la ampliación de tres de sus minas durante el último mes, pese a las demandas por parte de la comunidad internacional para que reduzca la producción.
El país oceánico, que se ha convertido en el mayor exportador del carbón, no se ha unido, de momento, a la estrategia global de recortar emisiones del carbono y alcanzar la neutralidad para el año 2050.
El pasado mes de septiembre, Canberra declaró que el carbón seguirá siendo el principal contribuyente de la economía del país más allá del año 2030, debido a la creciente demanda mundial. El mismo mes, la ministra de Medio Ambiente de Australia, Sussan Ley, dio luz verde a las extensiones de las minas del carbón Whitehaven Coal y Wollonggong Coal.
En octubre, Ley aprobó la extensión de otra mina del carbón térmico, de Glencore Mangoola, en Nueva Gales del Sur, con lo que se prolongará su funcionamiento por otros 8 años, durante los cuales se producirán 52 millones de toneladas del carbón.
Según las autoridades australianas, las extensiones aprobadas no cambiarán el balance de las emisiones, ya que constituirán un porcentaje muy bajo. Se estima que la última extensión de la mina de Glencore Mangoola contribuirá anualmente a alrededor del 0,00073 % de las emisiones globales, por lo que “es poco probable que influya en las emisiones globales y cambie las trayectorias”. Además, como asegura Canberra, el sector de los recursos naturales representa una fuente importante de nuevos puestos de trabajo.
Con información de ACTUALIDAD RT