Ante esa catarata de hechos fidedignos, sorprende que Zapatero, de 61 años, el profesor de Derecho que gobernó España durante dos legislaturas, se haya convertido en lobista a favor de la dictadura de Maduro. En 2016 inició una supuesta labor como mediador entre el Gobierno y la oposición venezolanos. Pero con el tiempo su misión fue degenerando hacia una clara y vehemente defensa del régimen. Es notable que en el Congreso del PSOE de este fin de semana se haya soltado a impartir lecciones de feminismo e igualitarismo, cuando él apoya de facto a una dictadura que utiliza la violencia sexual como forma de intimidación de sus adversarios y que saquea Venezuela en beneficio de una cúpula extractiva mientras crece la miseria.
Hugo Armando Carvajal, alias El Pollo, fue el general que durante ocho años dirigió la inteligencia militar chavista. Es evidente que con un pasado tan turbio no va a ir directamente al cielo cuando le toque su hora (ni siquiera al purgatorio). Así que su palabra hay que tomarla siempre con gran cautela. Para evitar su extradición a Estados Unidos, El Pollo ha comenzado a tirar de la manta en la Audiencia Nacional, señalando pagos y negocios del chavismo con varios españoles de izquierdas (ha citado a Monedero y Podemos, Morodo y al exjuez Garzón). Lo notable es que además está empezando a aportar documentación. En sus últimas manifestaciones ante el juez, Carvajal ha subido el listón y ha asegurado que Zapatero es dueño de una mina de oro en Venezuela y que hubo pago del chavismo a exministros del PSOE.
Zapatero ha respondido diciendo que lo de la supuesta mina es «surrealista». Por ahora, mientras no aparezcan documentos probatorios, es la palabra de Carvajal contra la suya. Pero hay una duda importante que el expresidente no ha logrado despejar: ¿Apoya Zapatero al régimen de Maduro de manera altruista porque es tan extremadamente ingenuo que lo considera digno de ser defendido, o su excéntrico respaldo a esa dictadura atiende más bien a una explicación crematística poco confesable? Ustedes dirán… Aunque imagino que no hay que ser Einstein para deducir la respuesta correcta.
Este artículo fue publicado originalmente en El Debate el 17 de octubre de 2021