Todo se está desmoronando. Todo se está cayendo dentro del sistema de represión.
Ya son varios los nombres importantes que han abandonado el barco, como el caso de Hugo Carvajal y de Manuel Cristopher (en el ámbito de inteligencia); además, la posición de Claudia Díaz y de Alex Saab los obliga a negociar con el sistema judicial estadounidense, lo que implica «cantar» a cambio de reducción de pena.
La cosa no está fácil y en el Palacio de Miraflores lo saben muy bien; por tal razón salieron con el desplante de salirse de la Mesa de Diálogo en México, instancia que ellos crearon a su medida y para ganarse algo de tiempo mientras los incautos siguen cayendo por inocentes al acudir a esos encuentros estériles.
Los últimos acontecimientos dejaron a los de Miraflores con los ojos claros y sin vista, ellos no se esperaban que iban a sucederse estos hechos tan precipitadamente. Ellos están asustados.
Se cae el castillo de naipes, Nicolás Maduro ordenó a su primera línea de acción salir a chillar; sin embargo, no debería ser sorpresa imaginarse que ellos tienen varios ases bajo la manga y que lo sacarán en cualquier momento.
Maduro no se quedará tranquilo, y se mueve entre dos escenarios. El primero de ellos es resistir con ayuda de Rusia, China y demás naciones autoritarias, y la segunda es negociar una salida del gobierno y su tranquilidad personal en Cuba o en Irán.
Así está la cosa, se viene abajo todo el tinglado armado por la usurpación; ellos saben que los gringos no juegan carritos y que los delitos cometidos por ellos todos estos años han sido terribles y cuantiosos. Esta es una verdad del tamaño de una catedral.
En este momento el régimen está herido y actúa como tal; la justicia de Estados Unidos no es la mofa que existe aquí, allá sí tendrán que medirse las caras con jueces imparciales y apegados a la ley.
Y ojo con algo, así como los usurpadores liquidaron su propia mesa de diálogo, de esa misma forma pueden liquidar sus falsas elecciones pautadas para este 21 de noviembre. Y dejar a los colaboracionistas guindando en una brocha.
Ellos están al límite, en la posición de botar tierrita y no jugar más. Ellos saben que están contra las cuerdas y que la única solución es negociar su salida o huir hacia adelante.
Aunque pareciera que el régimen está languideciendo, ahora es que son más peligrosos. Porque son como una fiera herida que no se para ante nadie ni nada con tal de sobrevivir.
Les queda poco y lo saben. El reloj marcha y la hora de su salida se aproxima.
Pronto Venezuela será libre, y en organizaciones políticas como Vente Venezuela, por ejemplo, con María Corina Machado al frente, siguen firmes luchando sin caer en tentaciones colaboracionistas ni pactos con el régimen. ¡Así de claro!