El director de orquesta neerlandés Bernard Haitink, uno de los maestros más prestigiosos de su generación, ha fallecido a los 92 años, dejando como legado “sus inigualables interpretaciones de las grandes obras maestras sinfónicas y operísticas”, anunció hoy su equipo de representantes.
En un comunicado, explicó que Haitink murió ayer en su casa de Londres, rodeado de su esposa y familia, y subrayó que se le recordará “no sólo como un músico legendario que hizo más de 450 grabaciones, también como un mentor apasionado para las generaciones futuras de directores, ofreciendo generosamente su tiempo a la enseñanza y las clases magistrales”.
Se había retirado hace dos años por motivos de salud.
Nacido en Ámsterdam, comenzó a tocar el violín desde que era niño, siempre con la ambición de ser director, algo que logró a los 26 años, cuando se convirtió en titular de la Orquesta Filarmónica de Radio en Países Bajos, lo que fue el lanzamiento de una carrera que le llevó prácticamente a todas las principales orquestas del mundo occidental.
Creció en una familia acomodada de músicos, lo que le permitió, como era habitual en las familias pudientes de la capital neerlandesa, acudir a la orquesta en el Concertgebouw de Ámsterdam, donde quedó impresionado con su predecesor, Willem Mengelberg (1871-1951).
Haitink, que realizó su último concierto en septiembre de 2019 en la filarmónica de Viena en la ciudad suiza de Lucerna, ha recibido numerosos premios y distinciones en reconocimiento de su servicio a la música, también en su país de origen, donde obtuvo en 2017 la Orden del León Neerlandés, uno de los honores más altos para un civil.
También recibió la Orden de las Artes y las Letras en Francia, y la Orden de los Compañeros de Honor en Reino Unido.
Su equipo lo califica como “uno de los directores de orquesta más célebres de su generación”, con un currículo que incluyó 27 años (entre 1961 y 1988) como director en jefe de la Orquesta Real del Concertgebouw, la prestigiosa orquesta sinfónica de Países Bajos.
Durante esa etapa, fue elogiado, entre otras cosas, por sus perfecciones técnicas y por la forma en la que logró realizar grandes tensiones musicales durante múltiples giras internacionales y actuaciones de sinfonías que incluyeron piezas de Gustav Mahler y Anton Bruckner.
En 1999, recibió el título de director honorario de la Concertgebouw.
También ocupó cargos como la dirección musical de la Royal Opera de Londres y fue director principal de la Orquesta Filarmónica de Londres y la Orquesta Sinfónica de Chicago. EFE