En medio de una tupida vegetación, en un cañón olvidado cuyo único acceso es un estrecho camino de barro y piedras, viven casi 200 personas de una sola familia que se han casado y reproducido entre sí en las últimas dos generaciones.
Por La Nación
El matrimonio más antiguo de esta estirpe de campesinos y trabajadores, que llegaron hace 150 años a la vereda Amaranto, en Ciudad Bolívar (Antioquia), es el de Luis Aníbal Vanegas Galeano y Alba del Jesús Galeano Henao, primos hermanos, de cuyo matrimonio nacieron 11 hijos y decenas de nietos.
Alba del Jesús, aún recuerda, a sus 85 años, cómo para poder casarse tuvieron que pedir permiso al obispo de Jericó, a través de la curia de Ciudad Bolívar, un tranquilo pueblo del suroeste de Antioquia, que les impuso como penitencia 50 padrenuestros, 20 rosarios y 6 confesiones.
”No había nada que hacer: nos enamoramos, así fue mal visto. Es que fuimos criados en la misma vereda, nos veíamos casi a diario, por eso resultamos casados, de estar tan cerca, tan apegados. Pero también había algo, una atracción, porque a pesar de que yo me fui a Medellín unos meses, no me fijé en nadie más y cuando volví a la vereda nos ennoviamos”, dice Alba del Jesús.
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