En el Municipio Libertador de Caracas, el más significativo y simbólico de Venezuela, desde el punto de vista político, se está librando una lucha intensa por la alcaldía entre Tomás Guanipa, representando a la Unidad Democrática y Carmen Meléndez al Psuv. La señora Meléndez es una funcionaria que ha ocupado los más altos cargos del régimen de Chávez y Maduro y por tanto es responsable directa de la pesadilla que vive Venezuela. Vino a Caracas Meléndez desde el estado Lara, al cual abandonó, como sustitutita de Erika Farías quien fue un auténtico desastre como alcaldesa. Tomás Guanipa, por su parte, fue seleccionado por la Unidad Democrática e internamente en Primero Justicia al declinar Roberto Patiño, una vez que se alcanzó el acuerdo unitario. En la discusión interna yo estuve con Roberto Patiño a quien considero uno de los líderes en potencia con mayor alcance y visión nacional. Roberto Patiño es un activo para Venezuela. Al comenzar la campaña he puesto mi mejor empeño para que Tomás Guanipa gane esa alcaldía emblemática.
La campaña de Tomás Guanipa ha sido épica. A puro pulmón ha recorrido los lugares fundamentales de Caracas, donde Meléndez no se atreve a entrar porque sobre ella cuelga el peso muerto del gobierno de Maduro. El esfuerzo físico y organizativo que implica luchar contra el Psuv en Caracas requiere organización y disciplina porque la disputa es contra el Estado, transfigurado en un partido político.
Los estudios de opinión más recientes indican que hay una polarización total entre Guanipa y Meléndez, con una ligera ventaja a favor de Guanipa, que se puede incrementar sustancialmente bajo dos condiciones. La primera, que aumente la disposición a votar y que los llamados a la abstención se disipen y la segunda que el voto opositor de aglutine en torno a Guanipa. Con todo respeto, la candidatura de Antonio Ecarri se desinfló absolutamente y hoy cada voto que se haga a su favor en realidad será un voto a favor del Psuv. Ganar Caracas implica unificar el descontento y que este se exprese en el voto. El rechazo a Maduro lamentándose en la casa, debe transformarse en votos.