Un trozo de coral brilla como el oro en un laboratorio de Florida, donde los científicos intentan ayudar a la especie a protegerse del cambio climático con la manipulación genética, una apuesta desesperada pero necesaria, según los expertos.
Los investigadores intentan determinar si el trasplante de células madre de variedades de corales más resistentes al aumento de la temperatura y la acidificación de los océanos puede salvar los ejemplares más vulnerables.
“Los corales están muriendo a un ritmo alarmante y no son capaces de hacer frente al cambio climático”, dice Nikki Traylor-Knowles, líder del equipo encargado de este estudio en la Universidad de Miami.
“En este momento, tenemos que probarlo todo y ver qué funciona”, añade, coincidiendo con la celebración en Glasgow (Escocia) de la gran conferencia de la ONU sobre el clima COP26, considerada crucial para el futuro de la humanidad.
El proyecto es una de las muchas iniciativas apoyadas por la organización no gubernamental Revive and Restore, con sede en San Francisco, que considera que la manipulación genética es una buena herramienta para conservar las especies vegetales y animales en peligro de extinción.
Los organismos han sobrevivido en la Tierra evolucionando o trasladándose a lugares con temperaturas y hábitats más hospitalarios. Pero el cambio climático está alterando el medio ambiente con demasiada rapidez para que este mecanismo natural de adaptación sea suficiente.
El tiempo se acaba, advierte Ryan Phelan, cofundador de Revive and Restore. “Vamos a tener que intervenir o los perderemos”, dice.
La preocupación por los corales es un tema candente porque los océanos absorben más del 90% del exceso de calor liberado por las emisiones de gases de efecto invernadero, protegiendo la Tierra. Pero al hacerlo generan también olas de calor oceánicas de larga duración que llevan al límite a muchas especies de corales.
El calentamiento global, combinado con la contaminación y la pesca con explosivos, ha destruido el 14% de los arrecifes coralinos del mundo entre 2009 y 2018, según un informe de la Red Mundial de Vigilancia de Arrecifes de Coral (GCRMN, or sus siglas en inglés).
Más de la mitad de los ocho millones de dólares del fondo “Revive and Restore” se destinan a proyectos de conservación de los corales.
– “Reglas adecuadas” –
“Nuestra premisa es que las herramientas que desarrollamos para los corales pueden utilizarse para otras especies marinas”, como el quelpo -una gran alga marrón que se encuentra en la costas norteamericanas-, las ostras y las estrellas de mar, explica Bridget Baumgartner, de Revive and Restore.
Otros estudios genéticos patrocinados por la oenegé en Estados Unidos han llevado a la clonación de un hurón de patas negras a partir de células congeladas de un ancestro, y de un caballo de Przewalski, lo que podría salvar a sus respectivas especies de la extinción.
El nacimiento de estos animales es, según Revive and Restore, una prueba de la eficacia de su trabajo genético.
Henry Greely, profesor de derecho especializado en ciencia y genética de la Universidad de Stanford (California), cree que la conservación de especies en peligro, incluidos los corales, justifica el uso de esta tecnología, aunque la manipulación genética puede preocupar por el riesgo de alterar plantas o animales con consecuencias imprevisibles para la naturaleza.
“Apoyo este enfoque, si se hace con cuidado, con las normas adecuadas y con precaución”, dice.
Gregory Kaebnick, del instituto de investigación The Hastings Center, también es partidario de la ingeniería genética en los organismos. Según él, el riesgo de que una creación se vaya de las manos es menor que el de no hacer un cambio duradero y efectivo.
“No me gusta demasiado la idea de cambiar los corales para que sobrevivan, pero tal vez es lo que tenemos que hacer”, concluye.
AFP