Pacientes psiquiátricos, los grandes olvidados por el chavismo

Pacientes psiquiátricos, los grandes olvidados por el chavismo

Pacientes psiquiátricos, los grandes olvidados por el chavismo

 

 

 

 

Días grises y momentos de oscuridad. Pareciera que los problemas no tienen salida. Nada tiene sentido y todo se complica. Así María Salcedo sufre su depresión al no contar con los medicamentos para sobrellevar la enfermedad. Desde hace varios años no es tan sencillo conseguir la medicina.

Corresponsalía La Patilla

Cuenta que el Ministerio de Salud entregaba este tipo de fármacos, pero desde hace algunos años no son regulares en el aporte, por lo que es imposible contar con ellos. Ha vivido situaciones muy duras, debido a su patología y en momentos que ha necesitado recurrir a centros públicos de atención psiquiátrica, no siempre ha obtenido respuestas positivas, ya que no ha habido camas, y si debe dar aportes al centro, no posee los recursos cómo hacerlo.

Según Convite, en el monitoreo que establece el índice de escasez de medicamentos para el tratamiento de algunas patologías, la escasez de antidepresivos es de 48,7% en Mérida. El índice de escasez estimado para el mes de junio, en el caso de los anticonvulsivos, fue superior a 57%.

Miles de venezolanos a diario inundan las redes sociales solicitando información por medicamentos o, en su defecto, ayudas económicas que les permitan acceder a estos. Enfermarse en Venezuela se ha convertido en una tragedia, hoy agravada por la pandemia del Covid-19.

Pocos centros psiquiátricos

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Entre todos los daños que ocasiona la crisis en el país, se habla muy poco de los efectos que ha tenido en la salud mental de los venezolanos. Mérida es uno de los estados con mayor tasa de suicidios al año, y la situación es vista con preocupación por el Observatorio Venezolano de Violencia, quienes colocan entre los posibles móviles la depresión por desmembramiento del hogar producto de la migración, los problemas económicos, la imposibilidad de adquirir medicamentos, entre otros.

Mérida solo cuenta con dos centros asistenciales de atención psiquiátrica: el Hospital San Juan de Dios, que es semi-privado, pues reciben donaciones para su funcionamiento, pero igual se debe pagar por la estancia y atenciones. Y está la Unidad de Larga Estancia, ubicada en el Hospital Sor Juana Inés, el cual es público.

El Hospital San Juan de Dios presta ayuda psiquiátrica, y aunque los aportes que deben hacerse son de bajo costo en comparación con centros de atención psiquiátrica en otras ciudades, muchas veces no pueden ser cubiertos por alguien cuyo ingreso apenas alcanza para comer.

En la Unidad de Larga Estancia se encuentran pacientes psiquiátricos, algunos de ellos abandonados por sus familiares. Recientemente los trabajadores denunciaban falta de insumos médicos, el deterioro de las instalaciones y la carencia de equipos de bioseguridad para prestar una atención digna y segura.

El director del área de psiquiatría del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes, Ignacio Sandia, confirmó vía telefónica la gran frustración que siente como médico al atender muchos pacientes en las consultas, que luego no pueden comprar los medicamentos recetados.

Instó a preguntarle al régimen chavista por las medicinas a las que no tienen acceso sus pacientes, lo que además evidencia que los hospitales tampoco están recibiendo los fármacos que requieren los pacientes psiquiátricos.

Altos costos

En Venezuela para seguir un tratamiento que ayude a controlar enfermedades mentales, cuesta un ojo de la cara, aparte de que existen dificultades para conseguir fármacos como olanzapina, quetiapina, risperidona, escitalopram, sertralina o mirtazapina. Llegan a las farmacias y se agotan. A una persona con un cuadro depresivo le mandan, por ejemplo, sertralina. Una caja de 10 pastillas cuesta si es genérica 10,36 bsd, y si es patentado, el medicamento tiene un precio es de 22,70 bsd.

En la Corporación de Salud del estado Mérida funciona una unidad de salud mental. A principios de la pandemia efectivamente los medicamentos llegaban regularmente y se entregaban en los ambulatorios y centros de salud donde se brinda atención psiquiátrica. Sin embargo, ahora se distribuyen cuando llegan por parte del Ministerio de Salud, lo que no es constante.

Ley ignorada

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La Asamblea Nacional, en ejercicio de su función legislativa y con el objetivo de garantizar que conforme a lo dispuesto en la Constitución, el Ejecutivo Nacional, en coordinación con las distintos actores del sistema de salud para promover una política nacional de mejoramiento de la salud de la población, dictó una Ley Especial para atender la Crisis Humanitaria en Salud.

En su artículo 3 la ley establece que es “El Estado es el principal garante de la salud de las personas, en virtud de lo cual debe desarrollar un sistema público nacional de salud en el cual dé prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, garantizando el tratamiento oportuno y la rehabilitación de calidad”.

Según esta ley dictada por los legisladores de la Asamblea Nacional electa en 2015, la situación de la salud en Venezuela presenta características de una crisis humanitaria, la cual el Estado venezolano se ha negado a atender.

Según un informe presentado por la Agencia EFE en enero de este año, 45 de los 48 hospitales psiquiátricos del país están arruinados, situación que se repite en los centros de salud mental de Mérida. Están colapsados, sin medicamentos y sin recursos.

Del mismo modo, EFE indica que hay pacientes olvidados dentro de los centros de salud mental, otros languideciendo en casas de familiares y el resto, quizás la mayoría de ellos, deambulan hoy en las calles como indigentes en medio de una severa crisis económica, pero estos venezolanos no son prioridad para quienes detentan el poder en Venezuela.

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