En agosto de 1998 James Christopher Johnson dijo a la policía que había encontrado el cuerpo sin vida de su prometida Andrea Cincotta, una bibliotecaria de Arlington, Virginia, en el armario del dormitorio de la casa que compartían. La mujer había sido estrangulada.
Durante 23 años, el crimen fue un misterio a resolver, incluso luego de que el hijo de la mujer, Kevin Cincotta, presionaba a las autoridades para que avanzaran en las pesquisas.
Pero hace algunos años el caso fue reabierto, y los investigadores aseguran ahora que dieron con el culpable: el mismo prometido, aunque sin dar indicios de cómo estuvo involucrado.
Las autoridades de Arlington acusan a Johnson, quien ahora tiene 59 años, de contratar hace dos décadas a un hombre llamado Bobby Joe Leonard, de 53, para matar a su prometida, dio a conocer The Washington Post. Ambos fueron arrestados esta semana con el cargo de homicidio agravado, un delito al que se le aplicaba la pena de muerte antes de que Virginia la aboliera a principios de este año.
“El paso del tiempo no disminuye la necesidad de respuestas y rendición de cuentas en este crimen sin sentido que le quitó la vida a Andrea”, dijo el jefe de policía Andy Penn.
Cuando Andrea Cincotta fue asesinada tenía 52 años. En su último día de vida, el 21 de agosto de 1998, tenía previsto un almuerzo con una persona amiga y luego en la noche ver una película con Johnson, con quien vivía desde hacía siete años. Pero nunca se presentó a ninguno de esos planes.
La policía centró su investigación en torno al novio y a un hombre a quien Cincotta le había donado una computadora y que cometió un crimen similar en 1999.
El prometido contó en una entrevista con The Washington Post en 2002 que lo investigaron con tensión y que hubo un interrogatorio en 1998, poco después del asesinato, que condujo a una declaración incriminatoria que aseguró era falsa. “Se basa completamente en la información que me dieron”, dijo.
“Ella era el amor de mi vida“, dijo Johnson sobre Cincotta, y negó haberla matado.
Su abogado, Manuel Leiva, defendió enérgicamente a su cliente este jueves y dijo que era inocente. Señaló que el hombre supuestamente contratado para matar a la mujer “ha sido durante mucho tiempo un sospechoso por la muerte de la Sra. Cincotta y los agentes del orden lo conocían como un individuo muy violento”.
Cincotta y Leonard se conocieron un día de finales de julio y principios de agosto de 1998 cuando ella se acercó para donarle una computadora porque lo vio junto a un camión que parecía de empresas recolectoras de basura, contó el hijo de la mujer.
La policía estuvo tras Leonard en 1998, en parte porque tenía condenas previas por robo a mano armada, asalto y sodomía forzada, pero no pudieron vincularlo con la muerte de Cincotta.
Pero Leonard cometió un crimen similar un año después: violó a una niña de 13 años, la estranguló y la dejó, pensando que estaba muerta, en un armario en 1999. La niña sobrevivió. Por ese crimen, fue condenado a cadena perpetua.
En una entrevista de 2002 con The Post, ya desde la cárcel, Leonard negó cualquier papel en la muerte de Cincotta y aseguró que cooperó siempre con las autoridades. “Me sometí a un polígrafo; el examinador me dijo que aprobé. Envié ADN y huellas dactilares. Registraron mi apartamento. Cooperé totalmente, nunca pedí un abogado”, contó.
La unidad de casos abiertos revisó el crimen sin resolver de Cincotta en 2013, la evidencia, los resultados de laboratorio e hizo entrevistas con testigos adicionales, y luego lo presentó a un gran jurado. No se dieron indicios de cómo Johnson y Leonard podrían haberse conectado, indicó el periódico. Ambos están acusados ??de matar a Cincotta “con premeditación … a sueldo”.
Kevin Cincotta contó que su madre creció en el distrito y el sur de Maryland, y se graduó de Ballou High School y George Washington University. Trabajó en la Biblioteca Pública del condado de Arlington y lo crió como madre soltera. Johnson, en tanto, trabajaba en Home Depot en 1998, pero tenía experiencia en la construcción y estaba construyendo una casa junto con Andrea Cincotta.