Por más cariz de naturalidad que el PSOE y el Gobierno quieran dar al papel que desempeña José Luis Rodríguez Zapatero como mediador con Venezuela, nadie puede sustraerse a la evidencia de que Nicolás Maduro solo encarna a una dictadura, que en ese país no hay elecciones libres y que todo proceso electoral es solo una farsa que España no debería blanquear. No ha sido solo la Administración Biden la que se ha negado a dar legitimidad a las cacicadas de Maduro. También lo ha hecho la Unión Europea, a menudo con consignas melifluas impulsadas por José Borrell con tal de no dejar en evidencia al Gobierno español. Ya no cabe preguntarse solamente por qué Zapatero defiende a un régimen como el chavista, haciendo creer a quien le escucha que vive en una realidad virtual e ideológicamente caduca.
Cabe preguntarse por qué un expresidente español, que no es cualquier mediador, interpreta un guion político que no le corresponde y que solo socava la credibilidad internacional de España.
Este artículo fue publicado originalmente por ABC (España) el 24 de noviembre de 2021