Un error del conductor, provocado por la mala señalización de la carretera, provocó el accidente de autobús que el pasado 23 de noviembre costó la vida a 44 personas en Bulgaria, según las primeras conclusiones de la investigación hechas públicas hoy por la Fiscalía de ese país.
Además, se ha rebajado de 46 a 44 el número de víctimas mortales anunciado en un principio, la mayoría de ellas ciudadanos de Macedonia del Norte que regresaban a su país a través de Bulgaria tras una excursión a Estambul.
También se ha indicado que son ocho, y no siete, los pasajeros que sobrevivieron, aunque uno de ellos está desaparecido y su paradero es “un misterio”.
Siyka Mileva, portavoz de la Fiscalía, señaló que en el control fronterizo se registró la entrada del vehículo con 52 ocupantes, de los que 44 fallecieron, siete están hospitalizados y uno desaparecido.
En esa primera evaluación se ha descartado que el vehículo transportara de forma ilegal botellas con combustible, una versión que circuló ayer por algunos medios locales.
Aunque los cuerpos quedaron calcinados, la autopsia ha mostrado trazas de hollín en los pulmones, lo que señala que la causa de la muerte fue la asfixia.
El accidente se produjo cuando el vehículo chocó con una barrera quitamiedos que separa la carretera principal de un carril de servicio que conduce a una zona de descanso, ubicado justo después de una curva no señalizada de forma correcta.
Varios expertos señalaron ayer que en el tramo de carretera donde se produjo el accidente faltan señales de tráfico y que las que hay están mal colocadas y pueden provocar confusión.
EFE