Qué hay detrás del “Wishdar”, la histórica obsesión por vislumbrar homosexualidad en artistas heterosexuales

Qué hay detrás del “Wishdar”, la histórica obsesión por vislumbrar homosexualidad en artistas heterosexuales

Shawn Mendes, fotografiado en la gala del Met de 2021, es perseguido (gracias a la magia del ‘collage’) por un arcoíris.
GETTY IMAGES / COLLAGE: PEPA ORTIZ

 

 

 

Los cantantes Shawn Mendes (Ontario, 23 años) y Camila Cabello (Cojímar, Cuba, 24 años), una de las parejas de la órbita pop más admiradas por la generación Z, anunciaron hace dos semanas que habían terminado su relación. La noticia aún da de sí y, como mandan los tiempos promocionales, Mendes acaba de lanzar su nuevo sencillo, It’ll Be OK (”Todo irá bien”), que habla de esta ruptura (ella aún no ha publicado música nueva, pero se ha teñido el pelo). Así lo reseñó El País.

El resumen de la noticia es: un hombre al que solo se le han conocido relaciones con mujeres ha dejado su última relación, que también era con una mujer. No hay, aparentemente, motivo alguno para dudar de su heterosexualidad, especialmente cuando siempre que se le ha preguntado ha respondido con franqueza que si su sexualidad fuera otra se sentiría cómodo compartiéndolo, pero que no es el caso. “Había desesperación por que yo saliera del armario, lo que es ridículo. Me cabrea porque conozco a gente que es gay y no han salido del armario, y conozco el sufrimiento que les supone. Que la gente siga con esa mierda es ignorante e insensible”, se quejó en una entrevista en The Guardian hace un año. Sin embargo, las redes siguen llenas de insinuaciones y chistes que, medio en serio, medio en broma, hacen referencia a la supuesta homosexualidad del cantante y más ahora, como si su ruptura con una mujer fuese la confirmación que algunos ansiaban.

https://twitter.com/freetherubiew/status/1461150812651073540?s=20

 

El fenómeno no es nuevo. Por una parte, un colectivo hambriento de referentes los buscaba en estrellas que podían serlo o no serlo, sin importarles mucho cuánto había de verdad en los rumores. A veces los rumores eran tan fuertes que obligaban a los actores a contraer los famosos “matrimonios lavanda”, o sea, uniones de conveniencia que servían para acabar con rumores molestos y además usar como herramienta promocional, como el de Rodolfo Valentino y Natalia Rambova o el de Rock Hudson y Phyllis Gates. Pero como se ha ido descubriendo en momentos más permisivos, muchos de esos rumores tenían una base de verdad.

El actor Rock Hudson y la decoradora Phyllis Gates en su boda celebrada en Santa Barbara (California) el 9 de noviembre de 1955.
PICTORIAL PARADE (GETTY IMAGES)

 

“En el pasado estábamos desesperados por los referentes, la diferencia es que antes no salía nadie del armario. En la época de Richard Gere hasta en las revistas de cine se preguntaban si sería o no sería”. Alberto Mira es escritor y profesor universitario especializado en cine, teatro musical y teoría e historia queer y recuerda cómo en los años ochenta Gere era sujeto de rumores y chanzas, simplemente, porque se desnudaba en sus películas. “Los hombres de verdad no se desnudaban”, recuerda. Desnudarse era —es— un acto de exposición, de pasivización, incluso de sumisión. Ofrecer el propio cuerpo para el consumo de los otros sin que uno tenga control sobre cómo se realiza ese consumo. Desnudarse fuera de la seguridad de la alcoba para ser escrutado, medido y pesado por ojos desconocidos era algo que los hombres no hacían. Las mujeres sí, pero los hombres no. El público ansiaba encontrar algo femenino en Richard Gere.

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