La Fórmula 1 transita su semana más caliente en muchos años con la definición por el título entre Max Verstappen (Red Bull) y Lewis Hamilton (Mercedes). En dos días los autos saldrán a pista en el Circuito de Yas Marina, donde se disputará la última fecha de la temporada con el Gran Premio de Abu Dhabi y vuelan las especulaciones sobre lo que podría pasar este domingo con los dos candidatos a la corona igualados en puntaje. Un posible desenlace con un accidente entre ambos es un escenario que crece minuto a minuto, tanto como una definición en el escritorio.
En el presente ejercicio fueron varias veces las que Verstappen y Hamilton se encontraron en pista, primero con lucha palmo a palmo a nivel deportivo, como en Bahréin e Imola, sede del GP de la Emilia Romaña. Pero luego el clima empezó a arder con el toque en Silverstone, donde Max chocó a 250 km/h, terminó contra las defensas y con el auto destruido, con el agravante de finalizar en el centro médico del autódromo británico. Por esa maniobra Lewis fue sancionado con diez segundos, algo que no le impidió ganar.
En los boxes empezó a sentirse la alta tensión y una actuación entre ambos -solo para las cámaras- de buena onda y respeto. Los saludos con puños, algo que llegó para quedarse en tiempos de pandemia, marcaron las fotos para que algunos se emocionen con el “respeto” entre ellos, algo que la categoría quiso vender por sus redes sociales. Pobre de ellos.
En Hungría los compañeros de equipos empezaron a jugar un papel clave y la pésima largada de Valtteri Bottas (Mercedes) concluyó en un strike en la primera curva que se llevó puesto a Verstappen. Con este incidente y el de Gran Bretaña con los pilotos de Mercedes, el neerlandés perdió 42 unidades.
En Italia se volvieron a encontrar al llegar a la primera curva, ese sector tan cerrado en el ingreso a la primera chicana, donde Verstappen ni Hamilton regalaron nada y el Red Bull terminó montado sobre el Mercedes, cuyo halo salvó la integridad del séptuple campeón mundial. Otro abandono, en este caso para los dos.
Los episodios del pasado domingo en el Circuito de Yeda, sede del primer Gran Premio de Arabia Saudita de F1, agregaron picante a una mezcla explosiva a partir de la que todo puede pasar. Verstappen fue sancionado cuatro veces: dos por ganar posiciones en una zona prohibida, que son las extensiones del trazado, otra por un toque a Hamilton, y por haberle frenado a inglés cuando debió cederle su posición para cumplir con una de las faltas anteriores. Horas más tarde, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) le aplicó una pena de 10 segundos al corredor de Red Bull porque la telemetría arrojó que frenó de forma repentina. Sin embargo, esa sanción no afectó el clasificador y por ende, al campeonato.
Acá hay un punto clave en esta historia que es la falta de autoridad del Director de Carrera de la F1, Michael Masi, quien ocupa ese cargo desde marzo de 2019, cuando falleció Charlie Whiting, que durante 30 años impartió justicia con suma imparcialidad e idoneidad para la función. Se convirtió en una de las figuras más respetadas del ambiente y hasta fue responsable de la supervisión de circuitos para la FIA, de hecho, estuvo en el Autódromo de Buenos Aires en 2017 cuando estuvo la posibilidad de que Argentina recuperara la fecha.
Masi, nacido en Sidney en 1979, hizo escuela en la Fórmula 3 y luego en la Fórmula 2, llegó a la F1 por la muerte de Whiting, ya que la FIA lo designó como su sucesor. Entre sus labores están las de supervisar la logística de un Gran Premio de F1, asegurando que todos los coches, circuitos y pilotos cumplan con las regulaciones de la FIA antes, durante y después de una carrera.
Pero está muy lejos de Whiting, que supo domar fierros calientes como las definiciones entre Ayrton Senna y Alain Prost (1989 y 1990), las dos de Michael Schumacher con Damon Hill (1994) primero y Jacques Villeneuve (1997) después. En este último caso hubo una sanción que fue un punto de inflexión en la historia, con la quita de todos los puntos para Schumi por considerarlo responsable del incidente con Villeneuve. Desde ese día, todos supieron que se terminó la anarquía de los pilotos en la pista.
Hubo que tener mucha personalidad para sancionar de esa forma a un peso pesado como Schumacher, pero a Whiting no le tembló el pulso. La penalidad fue un ejemplo, pero ahora, con Masi, el libre albedrío en la pista volvió. Un ejemplo de su falta de autoridad fue la “oferta” que le hizo a Red Bull el domingo para que Verstappen le devolviera a Hamilton su posición, en lugar de tomar la decisión como Director de Carrera, nada menos, y sancionarlo de forma directa al piloto. Es como si un árbitro de fútbol le propusiera al capitán de un equipo que decidiera qué sanción aplicarle a un compañero suyo por una falta.
En resumen, Masi optó por la misma sanción (10 segundos) a Verstappen por frenarle de golpe a Hamilton, como al inglés por considerarlo responsable del accidente del neerlandés en Silverstone, ello más allá de las polémicas y opiniones divididas de lo que pasó en la carrera británica.
Otro punto de cómo la F1 debió “manejar los tiempos” fueron las cámaras a bordo de Verstappen y Hamilton en su lucha en San Pablo, donde aguardó 48 horas para publicarlas y en una maniobra donde el neerlandés estiró el frenaje por el sector interno y le hizo perder terreno al inglés, quien luego igual lo superó y terminó ganando.
En este contexto, todo puede pasar el domingo en Yas Marina con un dato clave: si Verstappen y Hamilton no suman puntos, el campeón será el neerlandés porque se desempatará por victorias en el año, suma 9 contra 8 del inglés. Algunos diarios británicos afirman el piloto de Red Bull podría causar un incidente, como el Daily Mail que sostiene que “Max hará todo lo posible”.
Sin una justicia firme que aún no les informó a los protagonistas cuáles pueden ser las consecuencias, con un Masi que no asoma para poder tomar una fuerte decisión -de ser necesaria- como lo hizo Whiting con Schumacher, no espera un final limpio en el que los jefes de equipos, Toto Wolff (Mercedes) y Christian Horner (Red Bull), no verían con malos ojos que el tema se dirima en un escritorio.
Otro punto clave: ¿Qué pasará con los compañeros de equipos? Bottas se sabe que no seguirá en Mercedes en 2022 y pasará a Alfa Romeo, pero Sergio “Checo” Pérez tiene contrato con Red Bull para el año próximo. ¿Y si hubiese alguna orden codificada para que algunos de ellos generen un incidente? Poco probable, pero no hay que descartar nada a esta altura considerando cómo se dieron los hechos en 2021.
Por los antecedentes entre ambos pilotos, las caras de perro entre los jefes de equipos, la falta de autoridad del Director de Carrera, Michael Masi y por todo lo que hay en juego, este domingo en la pista árabe todo puede pasar.