Cerca de un millar de personas celebraron hoy el fin de la noche más larga del año en el monumento megalítico de Stonehenge, en el sur de Inglaterra, en la primera gran concentración permitida en ese lugar desde el inicio de la pandemia de coronavirus.
Sin restricciones de aforo ni normas de distancia social en Inglaterra para evitar contagios, los visitantes se agruparon de madrugada en el centro del círculo de megalitos para observar la salida del sol que marca el inicio del periodo anual en el que los días comienzan a alargarse.
Numerosas personas cercanas a las tradiciones druídicas y paganas se congregaron en el monumento, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
“La gente que construyó Stonehenge eran agricultores, cultivaban su propia comida. Probablemente sabían que (tras el solsticio) los días se harían más largos, las cosas mejorarían y, con suerte, sus cultivos volverían a crecer”, explicó a la cadena BBC Heather Sebire, conservadora de Stonehenge.
Diversos estudios publicados este año sugieren que la ubicación actual de Stonehenge, en la llanura inglesa de Salisbury, no es su emplazamiento original, sino que fue erigido en Gales, a unos 240 kilómetros al oeste.
Investigadores del University College London detectaron cerca de la actual localidad galesa de Pembrokeshire las marcas de un antiguo círculo de piedras de 110 metros de diámetro, el mismo que Stonhenge, también alineado hacia el solsticio de verano.
Diversos de los monolitos del monumento de Salisbury son del mismo tipo de roca que los restos analizados en Gales, mientras que una de las piedras más características de Stonehenge encaja con uno de los huecos vacíos en el círculo galés.
Además, un estudio publicado en 2018 por la Universidad de Oxford apuntó que los restos humanos enterrados junto a las piedras en Salisbury no se corresponden con la población ancestral de la actual Inglaterra, sino con la del oeste de Gales. EFE