Cómo afecta la pirotecnia a los niños con autismo y cómo ayudarlos a sentirse seguros

Cómo afecta la pirotecnia a los niños con autismo y cómo ayudarlos a sentirse seguros

Foto prensa

 

 

 

Estamos en medio de las celebraciones de la Navidad y de Año Nuevo, unas fechas en las que no faltan los fuegos artificiales y la pirotecnia. Aunque para algunas personas suele ser un bonito espectáculo, para los niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) el sonido de las explosiones representa algo aterrador. Así lo reseñó El Diario.

Skeilly Castellanos, psicóloga educacional y especialista en TEA, confirmó para El Diario que al menos 90 % de los niños dentro del espectro autista sufren de alteraciones del procesamiento sensorial auditivo. Por ello, son más propensos a verse afectados por el sonido de la pirotecnia.

“Muchas veces los niños y niñas dentro del espectro del autismo tienen una mayor sensibilidad a algunos sonidos. Los ruidos, que no necesariamente son muy fuertes pero que ellos perciben muy altos o muy desagradables, les pueden ocasionar reacciones en las cuales se desbordan conductualmente porque no saben cómo manejar o expresar esa incomodidad que sienten”, explicó la especialista.

Castellanos argumentó que las reacciones conductuales tienden a aparecer cuando el niño o la niña no está familiarizado con el sonido y este lo toma por sorpresa; generando una sensación desagradable para ellos.

Tipos de TEA

1.- Autismo: trastorno que comienza a manifestarse, generalmente, durante los primeros 3 años de vida. Algunos síntomas que se hacen notables son: nula o escasa comunicación verbal, poca sociabilidad y tendencia a estar solitario. No muestra interés por identificar objetos.

2.- Síndrome de Rett: este trastorno comúnmente solo se presenta en niñas y se caracteriza por una personalidad agresiva. Quienes lo padecen, llegan a sufrir un proceso degenerativo y progresivo del sistema nervioso que se manifiesta en forma de alteraciones en la comunicación, cognición y motricidad. Aparece alrededor de los 2 primeros años de vida.

3.- Síndrome de Asperger: este es el tipo de TEA más difícil y más tardío de diagnosticar porque las personas no presentan ningún tipo de discapacidad intelectual ni rasgo físico que lo identifique. El déficit se percibe en las habilidades sociales y de comunicación.

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