Mientras varios países del golfo Pérsico prevén despedir el año por todo lo alto con las garantías ofrecidas por sus altas tasas de vacunación contra la covid-19, otros vecinos menos adinerados y peor protegidos de la región han impuesto estrictas medidas para Nochevieja ante el avance de la variante ómicron y otras naciones han optado por ignorar el virus.
LOS MÁS ESTRICTOS
Desde el inicio de la pandemia Jordania ha destacado por ser la nación de Oriente Medio con más mano dura contra la propagación del coronavirus y las festividades de fin de año en su territorio seguirán la misma senda, a pesar de haber alcanzado un índice medio de inmunización entre su población.
Todo aquel que organice eventos colectivos la noche del 31 de diciembre, incluidos los hoteles, deberá asegurarse de que los invitados presenten no sólo un certificado de vacunación demostrando la recepción de al menos dos dosis, sino también una PCR negativa para poder entrar.
El Ministerio de Interior jordano ha creado una serie de equipos para vigilar y garantizar el cumplimiento de las normas, mientras que no ocurre lo mismo en el Líbano, que ha impuesto restricciones similares para todo el periodo festivo sin que ningún establecimiento parezca haberlas acatado de momento.
Del 17 de diciembre al 9 de enero, las autoridades libanesas han ordenado a todos los restaurantes y lugares de ocio que solo acepten a quienes muestren el resultado negativo de un test tomado en las 48 horas anteriores o un certificado de vacunación con al menos una dosis.
Además, sobre el papel, existe un toque de queda nocturno para los no inoculados en el otrora destino favorito de los fiesteros árabes, hoy escenario de pobreza y crisis en el que, sin embargo, la música no cesa para los que todavía pueden costearse una noche de marcha.
Apenas 48 horas antes de las campanadas el Ejecutivo anunció que desplegará a las fuerzas de seguridad en hoteles y otros puntos con fiestas multitudinarias para asegurarse de que cumplen con las restricciones, incluyendo limitar el aforo a máximo el 50 % de su capacidad.
EL GOLFO CELEBRA SIN RESTRICCIONES
En su comercio de un centro comercial de Riad, Hamza al Diny tiene a la venta diversos accesorios y adornos temáticos de Año Nuevo, una festividad aún nueva para los saudíes pero que muchos en el conservador país del golfo han recibido con los brazos abiertos.
Hasta hace tan solo un par de años, en Arabia Saudí no se celebraba la Nochevieja y vender adornos, gorros u otros objetos festivos podía suponer una sanción por parte de la Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, enemiga de cualquier símbolo no relacionado con el islam.
“En el pasado la autoridad ordenó el cierre de mi tienda una vez por vender productos de Navidad y Año Nuevo, pero hoy nadie se opone”, explicó a Efe Al Diny.
Como parte del relativo aperturismo y con el único requisito de haber recibido al menos dos de las casi 50 millones de dosis administradas hasta ahora en el reino, los ciudadanos podrán disfrutar hoy de fuegos artificiales o un gran concierto a cargo de 13 de los más destacados nombres de la canción árabe.
Según datos oficiales, Arabia Saudí ya ha inoculado a casi dos millones de sus 35 millones de habitantes con una tercera dosis de refuerzo.
El golfo Pérsico, de renta alta y muy rico en petróleo, lidera la región en cuanto a número de vacunas distribuidas per cápita, dejando muy atrás a otras naciones vecinas cuyos sistemas sanitarios y redes administrativas han dificultado la campaña, así como la reticencia por parte de los ciudadanos.
En Emiratos Árabes Unidos, la Expo 2020 de Dubái acogerá esta noche uno de los eventos más opulentos para dar la bienvenida a 2022 “con 192 países en un solo lugar”, fuegos artificiales, actuaciones musicales “de todo el globo” y hasta la “cuenta atrás desde un dron”, según los organizadores.
DE ESPALDAS AL VIRUS
Pese al rápido avance de ómicron, otros países de Oriente Medio como Egipto e Irak han eludido emitir medidas preventivas de alcance de cara a la Nochevieja pese a no estar todo lo bien equipados que deberían.
Con las suntuosas fiestas características de la última noche del año en los hoteles de lujo y discotecas cairotas, y los festivales musicales en los centros comerciales a pocas horas de arrancar, muy pocos ciudadanos van ataviados con mascarilla por las calles de la capital egipcia.
Incluso las iglesias coptas han anunciado sus programas especiales para la fecha, misa de Nochevieja incluida, pese a que el año pasado no se permitió la presencia de fieles, que representan en torno al diez por ciento de la población del país de los faraones.
En Irak están previstas grandes celebraciones en iglesias, mercados, plazas y centros comerciales de Bagdad, la septentrional Mosul y varias localidades de la región autónoma del Kurdistán en las que se concentran la mayoría de cristianos.
Sin embargo, el Ministerio de Salud iraquí se ha limitado a recomendar el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia mínima de seguridad al recordar “la gravedad de la situación epidemiológica mundial y los graves desafíos de la propagación” del coronavirus, que el año pasado golpeó significativamente Irak por su cercanía con Irán. EFE