Víctor Escobar, el colombiano de 60 años que se convirtió en el primer latinoamericano con una enfermedad incurable, pero no terminal, sometido a eutanasia, pasó los últimos días rodeado de su familia y poco antes de que le aplicaran el procedimiento en una clínica de Cali a las 21.20 (hora local) del viernes, informó a los médicos que quería donar los órganos que fueran funcionales.
Por La Nación
“Todo el viernes estuvo en su casa materna, reunido con más de 50 personas. Se detuvo a hablar con cada uno de ellos. Fue un momento muy emotivo ver cómo cada uno se despedía de él. A cada uno le daba un mensaje de agradecimiento y aliento”, recordó su abogado Luis Giraldo en una entrevista con WRadio. “Horas antes de partir dijo que no quería ser recordado como un mártir sino como un guerrero que ganó la lucha a políticos y religiosos”, agregó Giraldo.
Su última comida, ya en la clínica fue un paquete de papas fritas y un jugo de cartón.
Antes de que le aplicaran la primera inyección con sedantes, lo último que oyó fue el aplauso de médicos, enfermeros y familiares que estaban en la sala. Luego recibió la inyección letal y fue declarado muerto a las 21.20.
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