La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció hoy la situación de más de 600 niños recluidos en la prisión de Geweran, en la ciudad de Al Hasaka (noreste de Siria), atacada la semana pasada por el Estado Islámico (EI) para liberar de varios de sus presos.
Los prisioneros de la cárcel de Geweran, que albergaba alrededor de 5.000 reclusos varones, entre ellos cerca de 3.500 miembros y líderes del EI, se amotinaron con ayuda de otros yihadistas en libertad, lo que desencadenó enfrentamientos armados dentro y fuera de sus muros contra las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), compuestas de combatientes kurdos y que controlan el área donde se ubica el centro de detención.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de que este último grupo tuvo una veinte bajas y que los combatientes del EI, el doble.
En respuesta a los ataques -los más violentos desde 2019, cuando el EI fue declarado derrotado en Siria-, fuerzas internacionales bombardearon zonas cercanas donde presuntamente se encontraban algunos fugitivos, indicó en rueda de prensa la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Ravina Shamdasani.
Según fuentes del FSD, los reclusos que habían logrado escapar y se habían dirigido a zonas residenciales de Al Hasaka fueron recapturados luego.
“Nos preocupan en particular los reportes sobre un número significativo de chicos detenidos, así como su seguridad y las condiciones que atraviesan. La detención de menores debe ser el último recurso y por el periodo más breve posible”, sostuvo.
La gran mayoría de detenidos en Geweran llevan dos años y medio en este lugar, en un vacío legal completo, sin posibilidad de ser juzgados de manera justa.
Además, la portavoz insistió en que todas las partes del conflicto tienen la obligación de proteger a los civiles, incluido cuando planifican y ejecutan operaciones militares y de seguridad, tal y como lo establecen las normas del derecho internacional.
Por otra parte, la oficina de la ONU puso en relieve las malas condiciones en las que se encuentran los presos de las cárceles sirias.
“Ya hemos advertido anteriormente sobre el estado mísero e inseguro de los centros de detención gestionados por las FSD, donde los detenidos se encuentran en condiciones de hacinamiento, no tienen acceso a una atención médica adecuada y no pueden ver a sus familias”, expuso Shamdasani.
La portavoz pidió además a los países de origen de los presos procedentes de fuera de Siria para repatriar a sus reos, especialmente a mujeres y niños.
EFE