El tenista español, que este viernes se mide ante Matteo Berrettini en una de las semifinales, expresó sus sensaciones después del partido con el canadiense.
Por infobae.com
Después de jugar dos sets a muy alto nivel en los cuartos de final, Rafael Nadal tuvo que sufrir para avanzar a la siguiente ronda del Abierto de Australia. Más allá del gran nivel que mostró el canadiense Denis Shapovalov, lo que más complicó a Rafa fue que tuvo que sobreponerse a un golpe de calor que puso en riesgo su integridad física y lo obligó a “sobrevivir” para concretar esa victoria por 6-4, 6-3, 4-6, 3-6 y 6-3 que lo depositó en las semifinales.
“He tenido un golpe de calor en toda regla”, reconoció Nadal en su cita con los medios de comunicación tras imponerse a Shapovalov en la Rod Laver Arena, lo que le abrió paso dentro del cuadro para medirse este viernes frente al italiano Matteo Berrettini por un lugar en la final.
“Se me ha cerrado la boca del estómago, me sentía mareado y no tenía buenas sensaciones corporales a nivel de respiración”, agregó el jugador mallorquín de 35 años.
Nadal tuvo un inicio demoledor, fiel a su estilo, pero luego sufrió una clara descompensación que le quitó fuerza a sus golpes e hizo mermar su despliegue. Su semblante cambió por completo y debió resistir para tener chances de seguir en carrera en busca del récord del jugador con más títulos individuales en los torneos del Grand Slam.
“Creo que estaba siendo mejor que él tenísticamente hablando. Después, ha habido un momento en el que los niveles de energía y movilidad han ido bajando. Todo se hacía mucho más complicado para encarar el partido con las mismas garantías. Mis sensaciones eran malas y no podía luchar los juegos al resto como suelo hacerlo. Tenía que guardar energía para mis servicios e intentar sobrevivir. Al final ha sido eso, un ejercicio de supervivencia. De resistencia tanto mental como física. Se ha podido sacar adelante un partido que parecía prácticamente imposible”, analizó.
Según comentó el jugador español, la intervención de los médicos hizo que pueda jugar con mucha más tranquilidad: “Estaba un poquito preocupado porque me sentía mal. Ha venido el doctor y me han hecho los chequeos médicos: la presión, las constantes vitales… Todo estaba bien. Me he quedado más tranquilo al menos en ese sentido.”
Quien ya había adelantado algo sobre los problemas físicos que tuvo Nadal fue Carlos Moyà, ex número uno mundial y actual entrenador de Rafa, quien explicó algunas de las sensaciones que tuvo su pupilo. “Perdió cuatro kilos tras el partido, la deshidratación fue grande. La clave es que va a tener un día extra que nos va a venir de perlas porque jugará el viernes”, comentó en una entrevista con la Cadena COPE.
Su próximo rival es Matteo Berrettini. De conseguir el triunfo en ese partido y en el siguiente, que será ante el granador del duelo entre Daniil Medvedev y Stefanos Tsitsipas, Rafa conquistará su título número 21 en majors. Actualmente, está empatado en 20 con Roger Federer, quien se recupera de una cirugía en la rodilla derecha, y Novak Djokovic, quien fue deportado de Australia.