De un régimen que pisotea a diario los derechos humanos como el venezolano –investigado, no se olvide, por crímenes de lesa humanidad en la ONU– no cabe esperar muchos remilgos con un bien tan fundamental como la libertad de expresión y de información.
Pero atropellos tan flagrantes como el perpetrado contra el periódico opositor El Nacional desenmascara por completo al chavismo y lo retrata como la tiranía que es.
la entrega por parte de una jueza bolivariana al número dos de maduro, Diosdado Cabello, de la sede del diario constituye una gravísima cacicada que merece la enérgica condena de la comunidad internacional.
el sueño de toda dictadura es ahogar y silenciar toda voz crítica para poder perpetuarse y desenvolverse con absoluta impunidad. el régimen venezolano ha completado así la expropiación de este medio que, sorteando las mayores dificultades, hoy sigue fiscalizando el ominoso poder chavista a través de una web.
Corren tiempos dramáticos para el periodismo en Latinoamérica. a la mordaza de los regímenes de Venezuela, Cuba o Perú se suman escenarios tan inquietantes como el de México, donde con el asesinato de Marco Islas en Tijuana ya son cinco los periodistas eliminados en lo que va de año.
Y ello ante la dejadez de López Obrador, quien si tuviera mayor decencia democrática y sentido de la responsabilidad se sentiría obligado a proteger mejor la vida de los periodistas.