El Partido Popular español ha ganado las elecciones en Castilla y León, pero sólo con sus fuerzas no podrá gobernar. Se impone un pacto con Vox, bien formando coalición de Ejecutivo bien suscribiendo un pacto de legislatura. Así, la primera comunidad autónoma en extensión vira hacia una derecha más dura sin el tinte liberal que imprimía Ciudadanos, un partido que ha quedado al borde de la desaparición.
Por: El Mundo
Los populares han conseguido la victoria, pero muy lejos del resultado aplastante al que aspiraban, emulando el triunfo arrollador de Isabel Díaz Ayuso en Madrid el pasado mes de mayo. Con un 90% de los votos escrutado, ocuparán 31 escaños, a 10 de la mayoría absoluta.
Desde hoy, su candidato, Alfonso Fernández Mañueco, tendrá que sentarse a negociar con Vox, una formación que ha dado un salto espectacular y con la que el popular tendría garantizados los respaldos suficientes para ser investido en primera vuelta y, después, en caso de conformar un Ejecutivo de coalición, gobernar con el desahogo de una mayoría absoluta condicionada siempre por los designios de la derecha radical.
El avance de Vox, de hecho, ha taponado las expectativas populares, que apenas han mejorado su resultado respecto a los comicios de mayo de 2019 en dos escaños. El trasvase de votos de Ciudadanos al PP que se produjo en Madrid no se ha reproducido en Castilla y León. Aquí, el partido beneficiado ha sido Vox.
La formación de Santiago Abascal, que presentaba a un candidato novel, Juan García-Gallardo, ha pasado de tener un solo procurador en las Cortes castellano-leonesas a hacerse con 13 puestos. Sus planteamientos y sus exigencias marcarán decisivamente la política que a partir de ahora se despliegue en la comunidad.
Y no sólo, porque estos resultados imprimirán carácter en la escena nacional. Pablo Casado no cuenta con el éxito indubitado que pretendía para dar por definitivamente emprendido el cambio de ciclo político que persigue con la vista puesta en las próximas elecciones generales.
El PSOE, por su parte, se mantiene como segunda fuerza, pero registrando un duro varapalo en las urnas. En las elecciones de 2019, el candidato socialista, Luis Tudanca, venció en los comicios con 35 escaños, aunque finalmente el pacto PP-Ciudadanos le arrebató la Presidencia. Hoy, sin embargo, dos años y medio después, no ha sido capaz de repetir la hazaña. Las urnas le han hurtado en esta ocasión siete procuradores y ha pasado de 35 a 28.
Al PSOE le ha perjudicado la irrupción de formaciones de carácter provincial, como Soria Ya y Unión del Pueblo Leonés, que han conseguido en sus respectivos territorios hacerse con tres procuradores cada una.
Por Ávila, una escisión del PP, ha revalidado su escaño, en tanto que Unidas Podemos, la fuerza que en principio sería aliada natural del PSOE, sólo ha conseguido un representante, lo mismo que Ciudadanos.