Un nuevo impuesto para pagos con divisas en Venezuela es un “contrasentido” para una nación que espera elevar este año el nivel de su economía por primera vez desde 2013 y que apenas da sus primeros pasos fuera de un prolongado ciclo hiperinflacionario, advierten expertos.
Por Gustavo Ocando Alex / vozdeamerica.com
El Parlamento, dominado por las fuerzas políticas leales al presidente Nicolás Maduro, aprobó hace dos semanas una reforma a la ley de impuestos a grandes transacciones financieras. El tributo significará pechar entre 2,5% y 20% del monto total de transacciones con divisas y criptomonedas a partir del 1 de marzo.
El oficialismo busca que el Estado reciba dólares de “los ricos y los grandes comerciantes” de Venezuela, según explicó Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y uno de los hombres de confianza de Maduro.
Si bien la norma no ha sido publicada en Gaceta Oficial, es decir, que Maduro no la ha promulgado, economistas subrayan su perjuicio contra una población que buscó refugio de facto en el uso de divisas, especialmente de dólares.
“Es un contrasentido completo. Un gravamen de tal envergadura se ‘come’ la utilidad (del sector privado). Lanzar una ley de impuestos de esta naturaleza es un desincentivo a la producción”, afirma el consultor financiero, presidente de la firma Venecapital y director de la casa de bolsa Rendivalores, Oscar Doval.
El sector privado de consumo masivo en Venezuela, como supermercados o farmacias, tienen márgenes netos de ganancia cercanos a 12%, por lo cual pecharlos con otro impuesto de entre 2,5% y 20% podría arruinarlos, opina.
“Si cobran el 20%, estás quebrado. Lejos de incentivar la producción, muchos empresarios se pondrán de brazos caídos”, expresa a la Voz de América.
Para el Estado, el impuesto significará “cobrar a los que más tienen”, fortalecerá al bolívar y mejorará la inversión social, según dijo Maduro días atrás.
Impuesto desmotivador
El oficialismo venezolano debate desde el año pasado una ley de zonas económicas especiales, que contempla exenciones de impuestos como el de valor agregado o sobre la renta, para estimular las inversiones.
Doval no halla la lógica tras la aprobación de un nuevo impuesto en ese contexto. Considera que el gobierno atenta contra su deseo de aliarse con el sector privado para mejorar la producción sin distinción de sus preferencias políticas. Un gesto en esa ruta fue el cese del control oficial de precios, cita.
“Después de estos acercamientos, que impongan un nuevo impuesto es desmotivador para el empresariado”, observa. Doval advierte sobre el riesgo de que se geste una “economía en negro” mediante la evasión final, es decir, del cobro de bienes y servicios sin facturación para evitar pagar ese tributo.
Gustavo Machado, economista, profesor e investigador de la Universidad del Zulia, opina que el impuesto a transacciones en dólares genera una nueva “dificultad” para la realidad económica y social de millones de venezolanos.
Recuerda que el uso de dólares y otras divisas en Venezuela fue una respuesta de los mismos ciudadanos ante el avance de la hiperinflación, hace cuatro años.
Al igual que Doval, duda que una ley favorezca por decreto un mayor uso de bolívares. En el país, cerca de 70% de las transacciones económicas se pagan con dólares estadounidenses u otras divisas, según firmas como Ecoanalítica.
“La provisión de bolívares en efectivo sigue siendo una limitante importante. El otro gran tema es que, según estadísticas del Banco Central, la mayor parte de los depósitos en el sistema financiero (69%) está en moneda extranjera. Es otro factor que dificulta las transacciones en bolívares”, apunta Machado.
“Esta nueva dificultad, si se aplica de manera masiva, se va a trasladar a los precios. Es una nueva limitación, un nuevo ruido” en la economía, agrega.
Otro factor que no se ha aclarado hasta el momento es el porcentaje de impuesto que aplicará a cada transacción. Doval, por su lado, desmitifica que el nuevo gravamen para pagos en divisas aplique exclusivamente para ricos.
Subraya que un ciudadano es considerado por el Estado como un contribuyente especial del fisco si gana 600 bolívares (134 dólares) o más al año, según las leyes en vigor.
“En teoría, somos todos”, destaca el consultor financiero.
Tendencia al alza
Los expertos consultados son optimistas sobre el crecimiento económico en Venezuela, a pesar del nuevo impuesto aprobado.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), dependiente de las Naciones Unidas, pronostica un alza de 3% en el PIB local en 2022. Ambos creen en esas cifras.
Machado, por su parte, dice haber notado “una tendencia ascendente” en sectores como el petrolero, particularmente entre agosto y diciembre de 2021.
Para una recuperación económica, cree vital que las políticas del gobierno nacional “apuntalen esa tendencia en lugar de dificultarla”. Para ello, insiste, es necesario un “diálogo social” entre los actores económicos y el Estado.
Doval es aún más optimista. Su firma valora que el crecimiento puede llegar hasta un 10% en comparación con el año pasado. Pero, insiste, el nuevo impuesto a operaciones en divisas puede ser un freno para esa alza.
“El mensaje que se da a los inversores es de incertidumbre”, lamentó.