Lingüistas buscan una mayor integración entre el idioma español y el portugués

Lingüistas buscan una mayor integración entre el idioma español y el portugués

Lingüistas buscan una mayor integración entre los idiomas español y el portugués

 

 

 

Académicos, investigadores y lingüistas comenzaron este miércoles en Brasilia una conferencia para reforzar la integración entre el español y el portugués, dos lenguas que forman el mayor bloque de idiomas similares en el Planeta.

“El español y el portugués representan un valor incalculable”, afirmó el titular interino de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Marcos Pinta Gama, en la apertura de la conferencia, en un centro de convenciones de la capital brasileña.

Se trata de la segunda edición de la Conferencia Internacional de las Lenguas Portuguesas y Española (CILPE), que se desarrolló por primera vez en 2019 en Lisboa y que a partir de hoy toma el relevo para buscar mayores canales de integración entre estos idiomas.

En esta ocasión la conferencia buscará el impacto que tienen estas lenguas en la cultura, la ciencia y la innovación en Iberoamérica, y está previsto que reúna de forma presencial y telemática a representantes de Brasil y de otros 22 países.

Juntos, el español y el portugués lo hablan cerca de 850 millones de personas. El español es el tercer idioma más utilizado en el mundo y el portugués el más extendido en el hemisferio sur, incluyendo 213 millones de brasileños.

El titular interino de la SEGIB recordó que la riqueza del lenguaje, a diferencia de la económica, puede pasar desapercibida. “Somos millonarios; tenemos un capital que es difícil de rentabilizar”, afirmó.

Pinta Gama recordó que el español lo hablan 590 millones de personas o el 7,8 % de la población y el portugués 260 millones, todo ello en 28 países “con características propias y diferentes”.

“Somos diferentes, y eso nos enriquece”, agregó durante su intervención, hecha de forma remota. “Tanto el español como el portugués son el vehículo perfecto que nos transportan en segundos hacia otra realidad”, añadió.

Por su parte, el secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Mariano Jabonero, presente en Brasilia, reafirmó la necesidad de que la conferencia abierta hoy permita sentar las bases para que el español y el portugués puedan proyectarse hacia el futuro.

“Tenemos que trabajar en conjunto para promover el desarrollo”, añadió Jabonero.

En la apertura de la conferencia se dejó claro que la pandemia de coronavirus que se extendió por todo el mundo en 2020 representa nuevos desafíos para la comunicación, y para ello se necesitan de respuestas colectivas.

“Nuestros ciudadanos necesitan comunicarse por oportunidades de trabajo, pero también por curiosidad intelectual, por afinidades culturales o por pasiones personales”, dijo el secretario de Comunicación y Cultura de la cancillería brasileña, Leonardo Gorgulho Nogueira Fernandes.

“La valorización de nuestras diásporas -agregó- representa en esta perspectiva la valorización de nuestra identidad iberoamericana”.

De forma remota, el ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, Augusto Santos Silva, recordó que el español y el portugués son idiomas “hablados en todos los continentes” y señaló que además del acercamiento geográfico común hay “un acercamiento cultural, histórico y geoestratégico”.

“Cuando proyectamos nuestros idiomas, proyectamos internacionalmente un espacio y una historia común”, insistió Santos Silva.

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, quien viajó a Brasil para asistir a la conferencia, subrayó que entre el español y el portugués existe una “hermandad real”, pero instó a “distinguir entre la satisfacción y la auto-complacencia”.

Puntualizó que, si bien es cierto que ambas lenguas suman unos 850 millones de hablantes, apenas una minoría de los hispanos tiene una verdadera compresión del portugués y viceversa.

En ese marco, consideró necesario, mediante políticas públicas, fomentar una aproximación mutua y llevarla más allá de los límites que imponen las llamadas “lenguas de trabajo”, para ampliarla a todos los ámbitos de la cultura y el conocimiento.

EFE

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