A lo largo de la historia, el deporte ha convivido con la lacra del dopaje, con casos muy sonados entre figuras de élite que han supuesto una mancha en sus carreras y una vergüenza para sus disciplinas. Pero, más allá de la utilización de sustancias prohibidas, lo que sonroja en muchas ocasiones es la excusa que ofrecen algunos para justificar lo injustificable.
Por 20minutos
El caso de Kamila Valieva es el último gran escándalo del dopaje deportivo, máxime cuando la patinadora rusa tiene apenas 15 años y es su entorno el que está en el punto de mira. Fueron, precisamente, su madre y su abogado quienes achacaron el positivo por trimetazidina de la menor a que había bebido del vaso de su abuelo que contenía restos de su medicina para el corazón.
El famoso solomillo de Contador
Ejemplos como el del vaso de Valieva tenemos el famoso Alberto Contador que provocó un terremoto en el ciclismo español.
En el Tour de 2010, el doble campeón de la ronda gala dio positivo por clembuterol. La razón que alegó es haber comido una pieza de carne adulterada de la que, supuestamente, había salido la sustancia detectada en su sangre.
Positivo en cocaína… por un beso
Otro caso sonado fue el del tenista Richard Gasquet, que dio positivo por cocaína en 2009. El francés se defendió entonces contando que una chica con la que se había estado besando en una discoteca de Miami consumía y se lo transmitió con su encuentro de pasión. Fue absuelto.
Los caramelos con cocaína de la tía Jacinta
Esta droga también apareció en el organismo del ciclista Gilberto Simoni, doble campeón del Giro de Italia. En 2002 fue expulsado de la ronda transalpina por su positivo y ofreció una de las excusas más hilarantes pero que resultó ser cierta: su tía Jacinta le había dado unos caramelos procedentes de Perú para paliar sus molestias de la garganta. Se demostró que llevaban cocaína y fue absuelto.
“Mi perro está enfermo”
El equivalente al “mi perro se ha comido la tarea” del dopaje deportivo. Frank Vandenbroucke, cuya historia fue trágica hasta su fallecimiento con apenas 34 años, alegó tener EPO, morfina y clembuterol en su coche porque su perro lo necesitaba. A lo largo de su carrera y por sus constantes problemas de salud mental, el ciclista belga protagonizó varios escándalos con drogas de por medio.
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