El juicio contra el padre acusado de abusar durante años de sus tres hijas y de violar de forma continuada a dos de ellas ha quedado este miércoles visto para sentencia en la Audiencia de Zaragoza. Y aunque las dos psicólogas que valoraron a las menores han explicado que sus relatos no ofrecen credibilidad, la Fiscalía y la acusación particular no solo han retirado los cargos sino que los han incrementado. Así, la primera solicita ahora 30 años de cárcel para el procesado, mientras que el abogado de las denunciantes, Rafael Ariza, fija el castigo en 39. La defensa, a cargo de Alejandro Sarasa, entiende que solo cabe la absolución.
Por El Heraldo
Las acusaciones han aprovechado la comparecencia de las dos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) en la vista para preguntarles en qué se basan para concluir que los testimonios de las denunciantes no resultan creíbles. “Fue un asunto costosísimo”, han empezado explicando las especialistas, para recordar después que a la complejidad del caso se suma el carácter introvertido de las supuestas víctimas. Pero hubo un hecho determinante para ellas: “Los relatos de las tres fueron muy extensos, pero muy pobres en concreciones”.
Para las psicólogas del IMLA resulta bastante inusual que ante unos abusos tan prolongados en el tiempo -desde que tenían ocho años hasta casi la mayoría de edad- ninguna de las tres chicas pudiera hablar de situaciones específicas. “Las tres contaban repetidamente lo mismo. Sus descripciones eran muy vagas, todo muy inconcreto”, han señalado.
Hay otro elemento que llamó la atención de las peritos. Las chicas convivían con el acusado -del que se omite el nombre para proteger a las menores-, con su madre y con otros dos hermanos varones. Y, según las denunciantes, los abusos y violaciones -en el caso de las dos de ellas- se producían siempre en el sofá que había en el salón de la vivienda. “Sin embargo, nunca hubo ninguna interrupción por ningún motivo”, han destacado las psicólogas, a las que sorprende y resulta extraño que tratándose de unos hechos que venían repitiéndose durante tantos años nadie saliera al salón o escuchara algo sospechoso. Cabe recordar que no fue hasta 2020 cuando salieron a la luz estos supuestos abusos y que fue la psicóloga que veía a una de las menores quien los denunció ante la Policía Nacional.
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